Otoño en mi vida con sus
instrumentos, con su orquesta de lluvia y súbitas claridades traes el amor
esperado,
el que no tendrá olvido,
el que mi alma siempre
reclamó
¡Ven a mí aún en mi otoño!
Mis palabras van hacia a ti,
palabras que duermen en la
mano de la página.
El tiempo, oscuro visitante
que como breve luz perdura
no nos alejará nunca,
estaremos esperándonos siempre
en un pequeño fulgor de
esperanza.
Otoño en mi vida que contigo
me acerco al crepúsculo
donde el sol entre luces
brillantes nos acuna,
estamos juntos, lo sé ahora
que sabemos en lo que el amor nos convierte en un fuego que nunca se extingue,
transitando juntos estaciones
de la vida.
Y al querer avanzar bajo la
bóveda oscura y húmeda de lluvias, miedos y silencios hunden mi alma retardando
mis pasos
para llegar a ti y ser tuya
por siempre.
Y en una lejana algarabía del
fantasma de tu ausencia
siento que tus manos desde la
lejanía se refunden en los pliegues de mi cuerpo, mis pechos erguidos brotan
con urgencia
por el olor de tu piel y mis
labios provocados por ráfagas de besos necesitan tu presencia a mi lado .
Otoño en mi vida pero en mi
alma juventud y alegría
por sentirte junto a mí, en
mi recuerdo,
nunca serás olvido.
Te extraño y aún más cuando
llueve ya que busco refugio en mi misma para sentir que ocupas el lugar más
sensible de mi cuerpo
con manos, ojos y labios.
Y afuera la llovizna que
antes erizó mi piel se desliza por dentro,
dejándome en un mar de
lágrimas por no tenerte conmigo.
Tú desde lejos haces que
vibren las cuerdas que afinó tu violín en mi cuerpo y alma.
¿Por qué llegaste a mí en
esta etapa de mi vida?.
Tú el amor lejano,
inasequible pero entrañable por siempre.
“ Mírame partir
como un duende,
con los pies al revés
que no desea irse”
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