A través del cristal, mis ojos te
buscan sin cesar,
te necesito a mi lado, junto a mí,
extraño tu cuerpo apasionado.
El viento golpea el cristal
y nuestras palabras como en un milagro
se entrelazan,
se tejen en hilos dorados
y nos amamos.
A través del cristal espero
el regreso de un suspiro tuyo.
No quiero llorar porque
Las lágrimas deben llover
sobre las mejillas de la tarde.
A través del cristal espero tu
retorno.
Yo estoy ausente pero en el fondo
de esta ausencia,
ahora aquí yo estoy y no estoy.
El cristal se quiebra en miles
de pedacitos acrisolados
como puñales quemantes
que buscan herir mi alma y mi corazón.
Angustiosa lamentablemente
me escondo en un recóndito
lugar secreto
para que tu alma me busque y no me
deje más.
¿Acompañan las almas?
¿Se las siente?
¿O lo que te acompaña son
dedales minúsculos de vidrio?
A través del cristal nos encontramos
y en una desatada prisa, este pecho eligió
para romperse en él y estar unidos
para
Sentir el amor, besarnos,
abrazarnos sin término,
buscando uno más detrás de uno más,
otro cielo en su cielo.
¿Serás amor un largo adiós que no se
acaba?
Vivir, desde el principio, es
separarse
en el primer encuentro con la luz,
con los labios y el corazón percibe la
congoja de
tener que estar ciego y solo un día.
A través del cristal nos vimos
y el amor nos tocó
como un retraso milagroso
de su término mismo.
Es prolongar el hecho
mágico de uno y uno sean dos,
en contra de la primer condena de la
vida.
La magia y el ensueño apartan
los cristales puntiagudos
que cayeron al suelo apisonado.
La poesía llora en la punta del alma,
como un milagro que ilumina
el fondo de nuestros mares íntimos,
como el barco que se hunde
sin apagar sus luces.
Las palabras del poeta dan
un marco celeste al cielo sin nubes,
epidemia de rosas en la
eternidad.
El cristal desmenuzado nos
unió
y ahora tú y tu canto me
acarician
con notas aterciopeladas y
tiernas
en medio de nuestra
desnudez anclada.
¡No te vayas!
¡Ven pronto, amor viajero!
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