Verte
nunca más,
ya
no estás más en mi vida,
te
fuiste sin una palabra,
mi
amado ausente.
Ya
no te espero ni un minuto más.
Perfumes,
luces, formas y sonidos,
desentrañados
de su cautiverio,
azuzan
y apaciguan los sentidos en un riesgoso
y
repetido juego.
Detrás
de la espesa niebla del misterio,
huiste
escondido tu figura apagada,
sin una despedida,
te
fuiste a buscar otro amor.
Verte
nunca más,
¡Pobre
mi amado ausente!
te
equivocaste en tu búsqueda,
tu
vida no va hacer la misma,
vas
a sufrir y te arrepentirás.
Pero
todo ya es tarde,
te
quiero lejos de mí.
Deja
mi vida libre,
independiente,
sola.
Mi
cuerpo solitario,
arrastrando
las tinieblas,
que
relámpagos furtivos van cortando,
pero
poco a poco voy subiendo la cuesta,
de
sentirme abandonada
y
me encamino enamorada de la vida,
hacia
un nuevo amor.
Verte
nunca más,
Ya
no puedo encontrarte más,
allí
en esa distancia,
imprecisa,
lejana,
donde tú estás ausente.
En
vano iría en busca tuya,
allí
donde fue mi pensamiento a sorprenderte,
en
tu misterioso lugar donde ahora te encuentras.
Y
ya perdida, ciega, no sabré como alcanzarte,
en
dónde estabas, si con abrir la puerta nada más,
o
si con gritos o si sólo me sentirás,
te
llegará mi ansia en la absoluta espera inmóvil,
inminencia,
gozo, pánico,
sin
otras alas que el silencio.
¡Libre
al fin de hostigamientos, llantos
y
pesares.
Ando
libre sin que las sombras y las piedras,
pesen
sobre la espalda.
Siento
que ángeles de coral vigilan mi seguro cuerpo,
convertido
en puente que al infinito por las olas saltan.
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