Volverás
a mí, pronto, muy pronto, despacio, lentamente
como
un león en celo, desmelenado y con ojos relucientes.
Yo
te esperé largo tiempo mirando a través de la niebla de mi ventana anhelosa y
triste pero a la vez esperanzada de que volverías a mí.
Desde
siempre cuando nuestros cuerpos se atrajeron,
desearnos
era inevitable,
cuando
nos entregamos al lenguaje de los labios,
nos
traicionaron las palabras.
Cuando
abrí la puerta, el perfume lejano de tú ausencia
me
acarició la piel, saturada de calles ,
de
tumultos, de ruidos, de sopor.
Sentí
que me abrazabas,
sentí
tu aliento tierno sobre mi nuca,
Y
tus labios sedientos se movían sobre todo mi cuerpo.
Tus
manos hechas caricias bautizaron mi frente enferma por tu ausencia y dibujaron
mi cara toda iluminada por tus ojos relucientes,
entibiando
mi cuerpo deseoso de tus besos.
Volverás
a mí, te necesito, mi cuerpo clama por ti,
mis
senos doloridos de deseo se agitan en borracha entrega
y
agitan la soledad que se deben.
En
el espejo hallarás la memoria que dejaron tus manos y las mías cuando juntos
recorrieron nuestra piel.
Mírate
y repite en sordina mi nombre
como
una letanía hasta que al fin encuentres el deseo de volver a mí, para terminar
abrazados y sedientos uno del otro.
Enséñale
a mi boca a que te nombre
y
llévame las manos a tu pecho, amor,
que
desnudándote camines sobre el muro que cerca mi silencio sólo roto por mis
lágrimas pidiéndote que vuelvas a mí.
Volverás
a mí, y los dos entonces nos desnudaremos de ropa y pudor y haremos el amor
minuto a minuto,
entrelazando
nuestros cuerpos como dos enamorados por siempre.
Volverás
a mí, a tú amor y tu pasión
para
no alejarte jamás
para
volver a la locura de nuestro amor
“Crecías hacia adentro de mi dolor
cuando hería mi piel con tu belleza
y al roce y al llamado de tus ojos
se alzaba de mi sangre un poema”
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