Cuando me fui, sin darme
cuenta
despacio, muy despacio,
me iba por un caminito de
piedras
con árboles sin hojas a su
costado.
Yo iba hacia el nunca jamás,
plácidamente, sola, pero con
serenidad en mi espíritu.
¿Por qué me iba?
¿Cuál era la forma de
regresar?
Iba hacia la muerte,
sin saberlo, sin temor, con
fé,
pero algo me hizo regresar.
¿Por qué?
¿Qué debía hacer yo en esta
vida presente?
No lo sabía, pero de pronto
regresé
con un súbito estremecimiento,
con mucho amor a la vida
que me llamaba para que yo empezara
a escribir mis poemas de amor,
éstos que escribo sin cesar,
que me estrujan el alma,
que necesitan volcarse en
hojas apergaminadas, en blanco,
que las espera ansiosas
como un amate deseoso de
placer y gozo.
Y desde lo profunde a donde
me dirigía
me encontré en el cenit,
con mi inocente cuerpo
voltario,
ingrávido, juglar,
interminable juglería, casi
sin volar
toqué tierra nuevamente,
liberta de las leyes del
contacto del irme y no volver más.
Pues, estoy aquí, feliz
nuevamente entre
monosílabos, frases,
metáforas, sinónimos, poemas.
Mi cuerpo volvió,
puso al sumo mediodía
equidistante de los dos
crepúsculos.
Y nace nuevo alfabeto, se
hace y se deshace
y comienzo a escribir
rapidísimas palabras de amor,
unas sensuales, otras
románticas,
pero todas de amor a la vida.
Y tiendo versos como un
trapecista a otro,
como elásticos firmes que se
pierden
en volantes que se van por el
mundo.
Me fui sin darme cuenta, sin
prisa ,
me escapé de esta vida
con el primer rugido de una
supuesta tempestad
que llevaba dentro .
Ahora estoy en paz,
volví como un milagro de luz
para esperarte sin tiempo
a ti mi amado el distante,
el que desea mi piel para
danzar
encendiendo nuestro propio
laberinto
¡Qué gozo!, ¡Qué alegría!
De regreso traigo conmigo tu
aroma
que me alivia la imagen de tu cuerpo
luchando contra el mío,
en una lucha plena de amor
y tus manos le enseñan a las mías
la destreza de las tuyas.
Y al regresar descubrí
el secreto que se me negaba
revelar.
Me basto ir más allá de mis
tibios pasadizos,
trepar a la cima más alta del
deseo
y enseñarme ese punto
milagroso y esquivo que esperaba por ti.
“¿Por
qué esa sensación
de
haberme ido de esta vida
me
persiguen sueños
y
me hace vivir
confundida
y suplicante?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario