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sábado, 8 de diciembre de 2018

Vuelo del alma


Vuelo del alma,
frágil y etérea que se eleva vagando
inmersa y callada en el suave viento
dejando que vuele sin contar las horas.

Cómo céfiro suave duerme mi aura nívea
y en la luz del primer día
tanto tiempo esperado y tanto tiempo olvidado
mi alma voló como hálito fresco
entre sueños y risas,
danzando sorprendidas,
trenzando pasos leves.

Vuelo del alma,
en busca de la esperanza,
entre ardores de pasión y abrazos de amor.

La buscan los sauces temblorosos
llorando contra mi piel
y los rizados nenúfares suspiran a mi lado.

Vuelo del alma,
libre y solitaria,
que se va lejos,
muy lejos,
a los confines del mundo
buscando trasmutar la tristeza en felicidad
y encontrar los júbilos del mañana.

Y llegó de pronto entre su vuelo raudo,
un rayo con luz de fronda
que revoloteaba  con su alegría.

Mi alma toda estalló en risas,
tan suaves,
risas tan hermosas de cristales
desgranados que en claros trinos,
trémulos mis besos volando
fueron en la búsqueda del amor sin límites.

Vuelo del alma,
vuela alto,
muy alto,
no te quedes en el medio del camino,
porque allá,
adelante…
¡algo te espera!.

Vuelo del alma,
que me lleva entre fragancias místicas
de sueños a crear versos
que nacen de mis manos
en noches donde dibujaba en el cielo
mis alondras con alas y juegos,
mis ríos con sabor a secretos.

Vuelo del alma,
buscando en calma la luz  de tu mirada,
enrejadas sombras en mis noches,
durmiéndose la luna en el silencio
del firmamento azul del recuerdo.

Vuelo del alma que se esconde en el infinito,
se alarga como el mar cuando se esconde,
sin barcas ancladas en ningún puerto
y sin poemas guardados
con desvelos ni extraviados entre letras.

Esas donde encontré
por vez primera nitidez de las auroras,
extasiando la ausencia
para que el olvido no duela.

Vuelo del alma,
ve y busca el libro de añoranzas
y en odas de almanaques despiertos
guarda en el santuario los versos olvidados.

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