A donde nunca fuimos para esperar los ruidos
de nuestro amor lejano,
atravesaremos
los parques, los bosques, la selva ,los caminos,
para
encontrarnos otra vez juntos,
en esa
paz milagrosa que emana de ti.
Eres mi amigo, mi hermano, mi confidente, mi
amante,
Mi tierna sombra que guía mi camino,
Mi silencio tardío pleno de luz, esa,
la que tú
irradias desde tu alma.
Por el sendero que en el bosque de sombras
abre el
lucero, tu luz ilumina mi corazón
que
palpita hacia la luna que es temblor de manos
y palpitar de besos.
Y sentir en un instante inesperado
el
miedo a amar y dejarse amar,
miedo
a pasión desbocada,
miedo
a ser ramas entrelazadas
que
unirían como un bosque sombrío nuestro existir
bajo los gajos confundidos de los ligustros
anhelantes.
Miedo a ser naturaleza viva en la naturaleza
ya muerta.
“Si hubiera
sabido
la falta que me haces
no
hubiera malgastado
el tiempo que perdimos”
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