estoy
viva
y mis
manos
abrazan
la verdad
y baño
el aire
con mis
sonrisas
al
pensar
cuanto
me abrazan
tus
labios
al
besar
como la
boca derretida
de un
volcán.
Tarda
noches
la
noche en ser auroras,
la luz se hace despacio
porque es tu centro
una
fuerza sensitiva.
El
fuego que soy hoy
mi
cuerpo y alma
se
abrieron
ante tu
magia sensorial.
¡Triunfos,
revelación!
Hay fulgores
brillantes
en mi
alrededor
y me
llega el goce
como
espuma sin prisa,
en impolutas
láminas
de
sentimientos intensos
y
deseos
de que
aquel pensamiento
nacido
oscuro,
con mi
sol,
a tu
cuerpo
he de
bañar.
El
fuego que soy hoy
es luz
que
traduce incógnitas lejanas,
a gozos
inmediatos,
a placeres sentidos
hasta
los más íntimos.
Inconcientemente,
en mis
sueños estás,
donde
no mando yo,
sino sólo mi corazón
y allí
tuya
por siempre
puedo
ser por una eternidad.
El
fuego que soy hoy
no se
apagará,
es un
misterio velado
que la
mañana que asciende
hacia
su colmo esplendor,
paso a paso,
en
contornos
se goza aún más
y en
perfiles
rechaza
lo desconocido,
lo no
sentido con intensidad.
La
hoguera de mi interior
se
enciende
sólo en
pensarte
y se
alza arrebatadora,
velocísima,
como
alas
en el
confín del mar.
El fuego
que soy,
está
encendido
en mi
corazón para tí,
sólo
para tí,
eres mi
milagro de amor
y cada
vez que pienso en tí,
siento un cosquilleo
por todo mi cuerpo,
te
necesito a mi lado,
sin
tocarnos siquiera,
estremecidos
tan
sólo con mirarnos.
El
fuego que soy hoy
es un sortilegio de amor
y mis versos,
vibran,
al
volar
al
papel que los espera
con
ansia
para
que lleguen a tí
mis
palabras de amor.
Soy tu
amante escondida
que alisa
la arena,
bien
lisa,
para
que en rasgos levísimos
la mano escriba
lo que
siento por ti
entre
pudores de espuma
mensajes
de ondina son,
soy tu amada total,
te ofrezco mi vida.
El
fuego que soy hoy
alumbra
la marina,
en una noche estrellada
entre
abrazos truncos
y besos
que al
aire
fueron
entre deseos
que
se alzaron
y altas
quejas de espuma
que se
llevó el viento.
Sin
ansias
y sin
prisas
espero
el amor
que se
inicia como idilio
estrenado
en
fábulas no escritas.
Y
tejiendo y destejiendo,
el
fuego que soy hoy,
los
versos
permanecen
entre hilos de luz
de este
raudo amor
que se
inicia
para siempre.
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