Tiempo
de olvidar,
ya
sola con la verdad absoluta,
mi
único amante ya por siempre no está,
se
diluyó en la nada del horizonte.
Estoy
labrando su sombra,
la
tengo ya sin los labios rojos ardientes,
te
los habría besado aún mucho más.
Sonrosada
la piel disfraza levemente la diferencia,
absoluta,
de que tú serás el ultimo amor de mi vida,
pero
quizás no
y
otros labios besarán con pasión los míos,
no
lo sé.
No
preguntarte me salva,
si
llegase a preguntar antes de decir tú nada,
¡qué
claro estaría todo, todo que acabado ya!
Tiempo
de olvidar,
se
me ha perdido un nombre.
Ayer
nomás estuvo adherido a algún rostro,
a
una silueta que transitó por mí.
El
rostro lo rescato como no era,
pergaminos,
silencio,
dos
ojos sin mirada.
De
la silueta apenas sobrevive,
una
sombra gris, casi negra, alargada y sin final.
Se
me ha perdido un nombre y el rostro,
ya
la silueta, el olvido, los ha faltado,
el
tiempo, sordina y esmeril.
Tiempo
de olvidar,
el
recuerdo es olvido.
De
puntillas te fuiste, vete ya
y
blindaré un gran muro y el
aquiescente
portal,
echando
férreo cerrojo que tú no osarás destrabar,
ni
el Tempo que de los sueños suele la trama cortar.
Morir,
vivir, equilibrio estremecido,
igual
pesa en esta verde balanza que es la vida,
puro
silencio, pausa entre recuerdo y el olvido,
fascinada
tiene toda sin aliento a la mañana.
De
miedo nadie se muere,
la
inminencia de un peligro
muerte
de una gota clara
crea
entorno onda de calma.
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