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martes, 1 de enero de 2019

Tiempo de olvidar


Tiempo de olvidar,
ya sola con la verdad absoluta,
mi único amante ya por siempre no está,
se diluyó en la nada del horizonte.
Estoy labrando su sombra,
la tengo ya sin los labios rojos ardientes,
te los habría besado aún mucho más.
Sonrosada la piel disfraza levemente la diferencia,
absoluta, de que tú serás el ultimo amor de mi vida,
pero quizás no
y otros labios besarán con pasión los míos,
no lo sé.
No preguntarte me salva,
si llegase a preguntar antes de decir tú nada,
¡qué claro estaría todo, todo que acabado ya!

Tiempo de olvidar,
se me ha perdido un nombre.
Ayer nomás estuvo adherido a algún rostro,
a una silueta que transitó por mí.
El rostro lo rescato como no era,
pergaminos, silencio,
dos ojos sin mirada.
De la silueta apenas sobrevive,
una sombra gris, casi negra, alargada y sin final.
Se me ha perdido un nombre y el rostro,
ya la silueta, el olvido, los ha faltado,
el tiempo, sordina y esmeril.

Tiempo de olvidar,
el recuerdo es olvido.
De puntillas te fuiste, vete ya
y blindaré un gran muro y el
aquiescente portal,
echando férreo cerrojo que tú no osarás destrabar,
ni el Tempo que de los sueños suele la trama cortar.
Morir, vivir, equilibrio estremecido,
igual pesa en esta verde balanza que es la vida,
puro silencio, pausa entre recuerdo y el olvido,
fascinada tiene toda sin aliento a la mañana.
De miedo nadie se muere,
la inminencia de un peligro
muerte de una gota clara
crea entorno onda de calma.

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