Insólito,
de pronto ,
en un instante,
estando yo
esperándote,
me avisaste
que te habías enamorado de otra mujer.
¡Qué horror
y dolor de alma!
Tú mi amado
de siempre me abandonas de pronto
sin
siquiera mirarme a los ojos
y mirar mi
corazón hecho trizas de cristales ensangrentados.
en el ayer
inaudito
se colmó de
pesares,
ya no tenía
sentido vivir.
inusitadamente
me fui al mar
que
embravecidas sus olas altivas,
estallaban
en cada cabriola
y con un
furor satánico me azotó la cintura.
A ciegas en
la negrura me disolvió con la espuma,
me remonté
con la bruma
y un hondo estremecimiento
se
aquerenció en mi interior
y desde yo
en mi alma,
un símil de
paraíso se aquerenció.
Ya no más
dolor ni pena,
el amor
verdadero
vendrá
hacia mí en un nuevo horizonte,
que se embalará la mañana.
De pie
frente al mar limpia y pura de porte,
se erguió
arrogante contra el viento,
estaba
empezando una nueva vida.
mi corazón latió
aprisa,
lo iba a
depositar entre tus dos manos abiertas
que
clamaban por mí,
allí entre
ellas deposité mi vida.
Ya sin
actor ni drama,
va la tarde
sus telones plegando.
Las largas
sombras,
mudos
tramoyistas desarman el tinglado
de la
tragedia vivida.
Si hay
penas o alegrías,
¿Quién lo
sabe ahora?
Todo se
calla.
Melifica
otro ocaso el horizonte
y la paz
interna se restaura.
“Mis pasos de alondra
pisaron un otoño Húmedo
y te
sentí volar
entre
la fronda indiferente
de viejos pergaminos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario