Horizontes lejanos, el tuyo y el mío,
se acercan despacito,
se van rápido ya.
Necesito estar contigo,
ver el mismo cielo,
llegar hasta las nubes sin fin
abrazada a ti.
Un hondo estremecimiento se aquerenció
en mi interior y destelló en derredor un símil
de paraíso.
Un horizonte plomizo desembaló la mañana
y el pájaro que crecía profundamente dentro
de mí,
desangróse por no estar contigo a tu lado
y trocar nuestra sigilosa coincidencia
en
alto aire nublado y gris.
¿Por qué un segundo todopoderoso
vuelve inútil el gesto más preciado,
el gozo y el placer de tan sólo
instantes fervorosamente deseados y
nombrados?
Horizontes lejanos, ¿Por qué este
inexorable desencuentro?
No son lejanos nuestros horizontes,
porque nuestros corazones en un primer
impulso
vuelcan por nuestros sentidos sangre nueva.
vuelcan por nuestros sentidos sangre nueva.
Nuestras voces son apenas un rumor,
sombras de nuestras manos
que se deslizan en el atardecer del hoy.
Estamos juntos Hoy y más que Hoy,
lapsos de oro y de marfil,
soy tuya para siempre
“En
los duros biseles
del
silencio
el
calor de tu cuerpo
me
enlaza
por
la cima
de
los cielos con la tierra”
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