No
estás ya en mí,
no
siento tus caricias, tus abrazos,
no
harás más el amor conmigo,
no
estarás más dentro mío.
¿Qué
pasó?
¿Por
qué estas sensaciones tan tristes y deseadas,
no
están ya más en mí?
¿Es
que te has ido de mi lado sin una palabra,
sin
un beso de despedida?
¡qué
dolor!
te
necesito tanto en mi vida que casi ya no puedo respirar.
No
estás ya en mí,
la
tarde en su crepúsculo rojizo,
se
ahoga en el fuego dilatado como se ahogan mis ansias,
sobre
la nada que me da tu ausencia.
Te
apagaste en la lejanía,
que
me seducía, se fue lejos asfixiando mis suspiros y
¡ al final terrible y trágico te vas de mi
nada tormentosa!
tu
indiferencia me hirió,
picoteando
mi corazón en mil pinchazos duros y filosos.
todo
se dilata… hasta tu ausencia.
A
veces siento que vienes… pero no vienes,
son
sentimientos truncos por pensar tanto en ti.
esta
es una carta más,
te
la envió por el aire, las nubes altas,
el
mar bravío, pero no te llegará nunca jamás.
el
silencio me trae tus ojos temblorosos,
el
murmullo de la calle fragosa,
me
tira por la ventana en oleadas de viento y humo,
por
la esperanza de que vienes,
pienso
en tus caricias.
Y
tus caricias corren como antes hambrientas sobre mi piel dormida.
Esto
es tan sólo un sueño.
Me
niego a despertar, no quiero ver la soledad detrás de tu perfume,
que
se negó a partir de una ausencia tenaz,
quizás
algún día querrías encontrarme,
no
será así,
soy
ahora pasión en polvo de cenizas,
tendrás
que armarme con tus besos redentores.
Tendrás
que hacerme hoy y fuego.
Aunque…
ni tal vez…
Ya
nadie cambie y allá voy con mis delirios,
como
la sal traída por el viento , que pega y se va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario