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martes, 5 de marzo de 2019

No estás ya en mí


No estás ya en mí,
no siento tus caricias, tus abrazos,
no harás más el amor conmigo,
no estarás más dentro mío.
¿Qué pasó?
¿Por qué estas sensaciones tan tristes y deseadas,
no están ya más en mí?
¿Es que te has ido de mi lado sin una palabra,
sin un beso de despedida?
¡qué dolor!
te necesito tanto en mi vida que casi ya no puedo respirar.

No estás ya en mí,
la tarde en su crepúsculo rojizo,
se ahoga en el fuego dilatado como se ahogan mis ansias,
sobre la nada que me da tu ausencia.
Te apagaste en la lejanía,
que me seducía, se fue lejos asfixiando mis suspiros y
 ¡ al final terrible y trágico te vas de mi nada tormentosa!
tu indiferencia me hirió,
picoteando mi corazón en mil pinchazos duros y filosos.
todo se dilata… hasta tu ausencia.
A veces siento que vienes… pero no vienes,
son sentimientos truncos por pensar tanto en ti.
esta es una carta más,
te la envió por el aire, las nubes altas,
el mar bravío, pero no te llegará nunca jamás.
el silencio me trae tus ojos temblorosos,
el murmullo de la calle fragosa,
me tira por la ventana en oleadas de viento y humo,
por la esperanza de que vienes,
pienso en tus caricias.

Y tus caricias corren como antes hambrientas sobre mi piel dormida.
Esto es tan sólo un sueño.
Me niego a despertar, no quiero ver la soledad detrás de tu perfume,
que se negó a partir de una ausencia tenaz,
quizás algún día querrías encontrarme,
no será así,
soy ahora pasión en polvo de cenizas,
tendrás que armarme con tus besos redentores.
Tendrás que hacerme hoy y fuego.
Aunque… ni tal vez…
Ya nadie cambie y allá voy con mis delirios,
como la sal traída por el viento , que pega y se va.

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