Presentimiento, corre veloz como una gacela
huyendo del cazador furtivo.
Presentimiento que lentamente se inmiscuye
en nuestra mente.
¿Qué es?
¿Un sentimiento vago que llega ser verdad?
¿Lo oyes cómo pide realidades?
Es como sombras que se agolpan cansadas
y de infinidad de tiempo sin medida,
con una gran nostalgia de que no se cumplan
las realidades
que se vislumbran desde lejos.
Piden límites,
días,
nombres,
lugares.
No pueden vivir así ya más,
están al borde del morir en las sombras de una nada.
Pero son verdades que acuden presurosas,
arrancando certezas acuciantes por
cumplirse.
Presentimiento, que me anuncia que un gran
amor
llegará a mi vida
para amarme con sinceridad y armonía.
¡Qué felicidad!
¡Ojalá se cumpla!
Lo necesito para sentirme completa.
Acude pronto, este presagio debe cumplirse,
vislumbro desde la lejanía que tu amor se
acerca,
acude,
ven conmigo,
tiende tus manos,
encuéntralas con las mías que están
temblorosas y anhelantes de ti.
Presentimiento que los dos nos encontraremos,
buscaremos una fecha,
un lugar,
un color,
un sol,
mientras ávidamente nuestros cuerpos
encontrarán la sombra donde guardarse en
reposo.
Se dormirían al fin en nuestro sueño,
nuestros abrazos tibios y cálidos.
Y así si el presentimiento no se cumple al
no existir,
al no estar juntos, nos nutriremos sólo de
sombra
entre lejos.
Presentimiento que en su afanoso sueño
alguna vez será el retorno a esta
corporeidad mortal y rosa
donde el amor inventa el infinito.
“Qué sensación tan profunda
arrancas de mis entrañas.
¡Qué gritos de amor desgarras
de mis poros y mi sangre!”
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