Tu
silueta al desnudo,
ya no
está a mi lado
y
pregunto por tu ausencia
mientras
mis ojos
se
acostumbran a la oscuridad.
Si eras
un fantasma
siente
en las palmas de tus manos,
en los
labios,
la
cálida huella aún del abrazo
en el
que estábamos juntos.
Estamos
al otro lado
de los
sueños que soñamos
y tu
silueta al desnudo
me
acompaña siempre.
Amo tu
desnudez,
porque
desnudo
me
bebes con los poros,
como
hace el agua cuando
entre
sus paredes me sumerjo.
Tu
desnudez derriba
con su
calor los límites,
me abre
todas las puertas
que te
adivine,
me toma
de la mano
como a
una niña perdida
que en
ti dejara quieta
su edad
y sus preguntas.
Tu
silueta desnuda
se
refleja en las sombras,
en los
espejos irisados de luces,
azogados
por el tiempo
y como
aromática lámpara
me
elevas a lo alto
hasta
las nubes
desdibujadas
del cielo.
No
quiero que te vayas
porque
habrá humedad y frío
hasta
en la música,
sólo
quiero tu júbilo
matutino
y palpable,
la
concreta verdad
que
repartimos desde el fuego
con el
clamor de piedra
que
exigió la esperanza.
Tu
silueta desnuda
me
lleva al susurro del bosque
y me
hace distinguir su lenguaje
que no
se lo que tiene
que al
oírlo sin límites,
sus
goces aumenta.
Tu
amante voz,
divinamente
extraña,
habla a
mi corazón
en los
rumores
de la
tierra gentil de mis amores.
Tu
silueta desnuda
hasta
hace que la flor
se
lleve y eche perfume
en
ondas que se levantan
mientras
se mece el tremolar florido
y donde
los mirlos,
los
zorzales,
los
chingolos,
sus
ensueños cantan.
Yo como
tú amo el amor,
la
vida,
el
dulce encanto de las cosas,
el
paisaje celeste
de los
días de estío.
También
mi sangre bulle
y río
por los ojos
que han
conocido el brote
de las
lágrimas.
Creo en
el mundo del amor
y que
la poesía como puente,
es de
todos.
Tu
silueta al desnudo
hace
que mis venas
no
terminen en mí,
si no
en la sangre unánime
de los
que luchan por la vida.
el
amor,
el
paisaje,
la
poesía.
Reboza,
rebózate,
de amar
y de
ser amado.
Tu
silueta al desnudo a mi lado,
¿no
sientes el tremolar del viento,
bandadas
de aves al vuelo,
de
caricias tenues y suaves
como
campo de margaritas
rojas y
blancas
de
perfumado chal?
Nuestras
manos palpan,
acarician,
aman y
guardadas
quedan
en el fondo de nuestras almas
lo que
tocan los ojos
y
palpitan las manos.
Tu
silueta al desnudo,
cerca,
muy cerca,
inmóvil,
marmórea,
clara,
secreto fruto celeste
suspendida
en nuestro nido,
en
aquella rama alta.
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