Páginas

martes, 16 de abril de 2019

Aflicción


Aflicción, sentimiento que invade mi alma
cuando no estás a mi lado
por tu falta de amor vibrante y único.
No quiero sombras de amor,
 sí la luz entre nosotros
sin que divida el zócalo del viento.

No te quiero rezagado en mi camino,
que en tus suaves manos me eleves
a las nubes altas contra el viento
ya que eres el manantial de la dicha.

Aflicción,
la añoranza me lleva a pensar en tí,
en tu mirada cálida
que me hipnotiza como un picaflor embelesado
que adivina el pulso de mi sangre
que entrega el secreto de mi alma alucinada,
despertando el recuerdo
de nuestros sueños alcanzados.

Aflicción,
 evoco tus palabras
que trastornan y apuran mis sentidos
más profundos
y el deseo de estar en tu isla encallada
ya que hambrienta de amor
soy una llama que tu cuerpo reclama
sediento de ternura.

Aflicción
de estar en nuestro lecho entibiecido
con pena de sentirte lejos,
 extraño en mi mente
y en mi cuerpo la dulzura
y tus gestos que trastornan mis sentidos.

Padece mi corazón un miedo tibio
que pasa lentamente a mis dedos
batiendo el aire que me sigue
 y me lleva hacia tí, amado mío.

Aflicción,
búscame en verdes alamedas de cristales
porque mis versos,
mis palabras de amor,
se anidan entre crisoles
queriendo llegar a un gran espacio blanco
 donde fulguren, brillen y guíen tus pasos
hacía nuevas huellas.

No te detengas nunca,
cuando quieras, búscame,
porque mis brazos forzarán
el hombro de la noche
para que vuelvan tus labios a los míos.

Aflicción,
se mueven tus distancia,
 te acercas con la intención de fuerza
de un amante entre luces y sombras,
de mundo y ser,
de afán y tiempo,
inverosímil tregua con la dicha
de no ser más errante por el tiempo.

Me apaciento en tu valle
y entre lirios y jazmines,
desnudo tu luz en mis pupilas
y un soplo altanero, leve, estremecido,
me entrega tu amor entre goces,
susurros, sonidos
que hacen nacer en mi suelo
hasta tu frente una hiedra de amor estremecida.

¡Ven!
¡Te estoy esperando!
¡No más nostalgias en mi vida!,
quiero despertar contigo a mi lado,
sentir tu piel a mi costado,
recostando mis pupilas en tu contorno ya cierto,
no delineado
mientras recorro un sol enamorado
las largas avenidas de tu cielo.

Aflicción,
no más pena, no más ansias,
ni nombres recogidos de tu boca
porque sólo son color
en la música del viento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario