Recuerdo
mágico, el nunca olvidado,
el
instante de que tú y yo entre el follaje de umbríos bosques de sauces llorones
y ceibos florecidos,
nos
vimos por primera vez.
Tú
mirada azul intensa y llameante
iluminó
mi alma que estaba desprotegida y asfixiada
por
la pena y anhelos no cumplidos.
Pero
de pronto, en ese preciso momento,
nos
encontramos en un entorno pleno de ruidos no escuchados,
de
conversaciones amortiguadas,
de
complicidades no deseadas,
fue
la magia pura que ángeles, duendes o gnomos ,
no
lo sabremos nunca el por qué nos hizo encontrarnos.
Nuestras
mentes se hablaron,
sentía
tu voz cálida y tibia en mi corazón
y
tú recibías mi alma pura y casta
que
nunca había conocido al amor.
Sorpresivamente
el aire se pobló de arrullos,
derramando
el fulgor de luciérnagas
y
de miles de aves que nos llevaban lejos,
al
lugar nuestro, sólo nuestro.
El
instante fue el Hoy esperado desde nuestro eterno pasado.
¿Cuál
fue la causa de este recuerdo mágico?
Ser
tu amante de siempre
en
la hiedra de los besos apasionados, placenteros.
Tú
me llamaste sin sonidos
en
un blanco sendero pleno de besos de nieve
que
en tus manos portabas.
Y
me apoyé en tus hombros de juncos
hasta
pasar de una vida sin destino
y
pleno de sombras que me habían herido con feroz lanza
a
esta luz nueva contigo
en
nuestra, sólo nuestra alta morada.
Recuerdo
mágico, con los ojos nos buscamos, penetrantes,
en
un instante preciso y único en el que ambos estábamos viviendo una vida traicionera
y falsa.
Ahora
la blancura vacía se puebla de recuerdos no teñidos,
la
recorren presagios sonrosados
y
brota en ese lapso inmortal
una
masa de sueños que inventa tu figura
que
esperé en vano.
Recuerdo
mágico que jamás desaparecerá entre nosotros como una siembra soterrada y suave
en nuestros instantes del existir.
“Allí en la oscura noche
cuando el silencio lo permite todo
aparece la vida
como suspiro en eco”
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