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domingo, 12 de mayo de 2019

Encuentro inesperado


Encuentro inesperado,
fortuito, sin esperanzas
de que el amor único
fuera el que se acercaba, acechaba,
con ímpetus de pasión y deseo.
Mi alma se sintió acongojada,
mi mente colmada de pensamientos
incoherentes y confusos.

¿Qué sucedió en mi vida
que el amor, el sentido,
se fue y aparece otro,
no deseado, no esperado?
¿Por qué, amor no esperado,
llegas sin avisar, sin decir nada,
como ladrón por la noche,
con tan sólo ansias desesperadas
de estar junto a mí
con promesas de hacer feliz
a quien no puede impedir que entres?

Encuentro inesperado,
llegas arrasando con todos los sentimientos
que están a tu lado
para después irte
y dejar vacío mi corazón,
y tristeza en mi vida, gris y sin ilusiones.

No quiero más
que llegues a tocar
ni un dedo de mis manos,
ni a respirar a mi lado,
ni a sentir el palpitar de mi sangre
corriendo por mi cuerpo.

Tú no eres ni serás
la luz de mi oscuridad,
a pesar de tu tenacidad
y paciencia por serlo.
Encuentro inesperado, no deseado,
te quiero lejos de mí, muy lejos,
que las distancias se muevan
como alas batientes,
llevándote al horizonte de tu vida, sin mí.

Vete moviéndote con el viento
en su susurrar, sosegado,
a montes que su verdor
sangra en el río.

Encuentro inesperado,
con el hombre que alguna vez
formó parte de mi vida
pero que un día cualquiera,
como todos los amantes
abandonaron el sentimiento,
se dijeron adiós.

Él encontró su camino,
yo encontré un nuevo sentido
a mi manera de construir mi sendero.
No hubo propuesta ni un acuerdo,
todo se entregó a la nada,
a lo inconcluso,
sin palabras,
uno marcó una ruta,
yo hablé con un suspiro.

¿Por qué regresaste a mi vida?
No quiero que ni roces mi cuerpo,
ni me mires a los ojos,
mi amor por ti se acabó,
sólo dejaste un zumbido en mi alma,
palabras sin prefijos,
vocablos inentendibles,
una dicción no percibida.

No regreses más,
vete más allá de la lejanía,
sin distancia,
que desaparezca mi nombre
recogido de tu boca
que antes era el color
en la música del viento.

Encuentro inesperado,
con sabor insípido y roces furtivos
como dagas en mi pecho.
Necesito salir corriendo, agitada,
mojada en frío, huyendo de ti,
el que me hizo sufrir,
desgarrando mi corazón.

Voy hacia el camino
a una libertad madura,
con sabor a un amor de mariposas frescas,
hacia la luz,
a saborear la paz
en espera del verdadero amor.

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