Ahora
que no estás,
las
horas pasan más lentas,
el río
corre despacio,
el
viento se detiene
y tu
alma ausente de mí
hace
que mi corazón vibre
sin
compases de alegrías
y
felicidades.
Ahora
que no estás,
quiero
llorar e inundar
mi
olvido piadoso,
mi
corazón atravesado
por el
dolor de una traición
que
como espina me ha herido
profundamente.
Ahora
que no estás,
rodeada
de sinsabores,
llena
de mil preguntas
que
agonizan en mi mente
sin
respuestas.
Todo se
perdió
en un
inmenso abismo.
Aún entre
tantos devaneos
quiero
no dejarte ir.
Ahora
que no estás,
invoco
a los dioses del amor,
para
que iluminen tu alma
y
despiertes de tus incertidumbres,
tus
indecisiones,
tus
vagas ideas
y me
regresen tu amor intacto.
Ahora
que no estás
no hay
instante en los días de mi vida
en que
sin quererlo te piense
y
suspire
y en
las noches te sueño conmigo.
Ahora
que no estás lleno
las
páginas en blanco
y
escribo recuerdos palpitantes
y
existentes que a tu lado viví.
Te
conocí tan de tiempo,
que en
tu amor me recuesto,
cierro
los ojos y camino sin errar,
a
ciegas,
sin
pedir nada a esa luz lenta
y
segura con que se conocen
las
letras y formas,
pensamientos
e ideas
que me
llevan a creer que tú eres,
mi
invisible existir.
Ahora
que no estás,
que te
has ido,
diciéndome
que no me quieres,
que has
encontrado otro amor,
¿qué le
digo yo a mis labios
para
que dejen de nombrarte?
Tengo
preparado el cuerpo
para el
dolor y el beso
que no
te di con la sangre en su sitio,
quedará
dormido en mi regazo
hasta
el día en que quizás llegue alguien
que me
ofrezca sin más
espera
lo que tú no supiste dar.
¡Ay
amor si me quisieras,
si
volvieras a mí
aunque
sea un instante,
sería
el gran día
que con
sólo una palabra
abrirías
las puertas de mi corazón!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario