Llegaste
sin aviso,
lentamente,
en
secreto,
despacio,
poco a
poco
saliste
de la oscura noche
en un
milagro misterioso.
Te
esperaba ansiosa
,
anhelante
desde
el tiempo del ayer,
no creía en tu llegada,
no te esperaba,
vivía tan solo
en una
memoria lejana del amor
sin
tiempo ni recuerdos.
Llegaste
sin aviso,
como corre el río sinuoso
en ondas oscilantes,
entre calmas de manglares,
entre
orillas
sin
principios ni fin
que se
nos acercan
misteriosas
e insinuantes.
Entre
estrofas amantes
surgen las letras,
las
palabras dulces
y
acariciantes para ti,
mi
amado amante.
Llegaste
sin avisar,
cantando
con dulce cadencia
el
yarumi,
poema
eco poesía
como
elogio a la naturaleza.
Yarumi,
planta
que nace
después
de la quema del suelo,
como enviada de la naturaleza
para
recuperar al hombre puro
contra
la insolencia
y la
ignorancia
que
destruye todo a su paso.
Llegaste
sin avisar,
y me
dijiste
que el
amor es el secreto
de los
siglos en receso
que va dibujando
su invisible
rocío cósmico
en los atardeceres temporales
del espíritu
y tus
palabras con sonrisas
abrazaron
nuestros mundos
profundos
y luminosos.
Llegaste
sin avisar,
limpiando mis tristezas,
te
llevaste mis llantos,
fuiste alegría
junto a
tus palabras con sonrisas,
trayendo
de a poco
la vida
con
colores brillantes y límpidos.
Nuestro
amor es como un anochecer
y un
despertar junto a ti,
impregnando nuestra piel
con la
suave y cálida brisa
de un
nuevo día.
Llegaste
sin avisar,
haciéndome
un hueco
en la
inminente llegada de la luz,
soy voz
al fin,
hermosa y afinada,
pura y descansada
pudiendo confundir mi mirada
con mil
estrellas fugaces,
tocando una eterna melodía inolvidable,
salvándome
del olvido.
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