Melancólico silencio,
murmullos silenciosos que nos unen
en un todo rodeados de silencios.
Amor,
mi melancólico amor,
frágil figura bajo las sombras nocturnas
bañada de destello de luna bronceada
y pálida piel fina.
Soy tuya en un melancólico silencio,
necesito un leve suspiro tuyo,
la esencia de tu alma,
el consuelo eterno del alma.
Melancólico silencio,
que inunda los rincones de mi corazón
¡Ven!
¡Apresúrate!
¡Te estoy esperando para compartir
este silencio de dos!
Inunda mi imaginación
y deja que una furtiva lágrima mía
roce tu piel dejando un leve rocío de este amor
que existe en mí.
Iníciame en el viaje hacia ti
en esta noche plena y fresca
y así poder compartir
este melancólico silencio a tu lado,
sintiéndote mío.
¡Acércate amor!,
despierta mi alma dormida
que en susurros silenciosos te busca.
Melancólico silencio,
puéblalo de ecos del viento,
que colme mis inquietudes al recordar tu voz,
la arena será la que acaricia tu piel
imaginando que son mis manos,
mi rostro lo verás reflejado en tu misma mirada
al mirarme en las aguas claras de los lagos…
al amanecer,
al sentir que en ti estoy cobijada.
Melancólico silencio,
que nos reservamos,
isla habitada
por dos almas que se aman.
Del naufragio tristísimo
en el alba de aquel callar
donde se abolían ruidos,
gritos rotos,
píos de aves,
romper de alas,
quedamos solos prendidos a los restos
de nuestro silencio,
tú y yo,
los escapados por milagro.
¡Tardar!
¡Esperar!,
nos dice el ser entero,
nuestro anhelo es rechazar la luz,
el ruido,
el mundo y aquí en nuestra penumbra
sosegada y segura defendernos inmóviles,
nuestro derecho a estar juntos,
unidos,
tendidos y abrazados amándonos en silencio,
en nuestro cielo claro y luminoso
donde el ansia de soñar
nos lleva al afán de vivir eternamente unidos.
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