Siempre
vivirás en mí,
siempre…
viviré pensando en ti,
en
ese día cuando te conocí,
en
ello, en tu mirada de vida,
que
a mi piel cada día desvestía.
Pensaré
siempre que te conocí
y
vivirás eternamente en mi,
abrigaré
así tu presencia,
con
los ecos de tu ausencia.
Siempre
vivirás en mí,
sentiré
que estás aquí,
porque
un día te pertenecí,
sabré
que en mí, siempre existirás
porque
tú también me perdiste.
Viviré
ese beso que te di,
en
tus brazos, esos que perdí,
en
ese día aquel cuando te marchaste…
Siempre
vivirás en mí,
vivirás
en los sueños que te di,
en
los suspiros que veo partir
y sé
que siempre me ilusionaré,
pero
a ti, mi amado amante no te olvidaré
por
eso te escribo esta carta para que sepas,
que
te necesito, que no puedo vivir sin ti.
Para
que no me olvides, te enviaré un beso,
y
con él mi vida, mi pasión y mi amor eterno.
Siempre
vivirás en mí,
para
que no me olvides, dejaré que tu cuerpo,
navegue
en las letras de mi alma,
para
poder crear un poema tan intenso,
que
solo grite con sutiles palabras,
un canto de amor sublime,
para
que no me olvides.
Y
mientras sigo dando vueltas y vueltas,
entregándome,
engañándome,
creyendo
que aún me amas
y
solo pienso en tu rostro,
tus
besos, tus delicias volubles,
tus contactos
rápidos recorriendo mi cuerpo
i
haber llegado yo al centro puro,
inmóvil
de mi misma esperándote.!
Siempre
vivirás en mí,
yo
no puedo darte más.
No
soy más de lo que soy, ser eternamente tuya.
¡Ay!
Como quisiera que hubieses dejado a mi lado,
tu
cuerpo al marcharte, huella tierna, tibia,
inolvidable,
única.
y
que contigo se fuese sobre ti,
mi
beso lento , ávido, apasionado,
en
todo tu cuerpo.
No
podrás olvidarme, porque estaré en tus sueños,
en
el aire y en el agua, en la brisa y en el viento.
Te
lo dije aquel día casi como un lamento
“para que no me olvides”
me
adueñé de tu cuerpo.
Siempre
vivirás en mí,
ten
siempre en tu vida mis cartas de amor,
en
ellas te expreso todo el amor que por ti siento,
es
como un relámpago de gloria,
que
encendió en mi tu amor sublime,
no importa que para ti solo fuera,
una historia de amor más
y no
te turbe tus goces el desvelo de este,
que
es tuyo,
corazón
herido.
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