Despechada,
ofendida,
tú te fuiste,
huyendo
desesperado de mí lado,
Me
dejaste por otro amor.
esta
carta no es para ti, no la leerás nunca,
Es
para que mis sentimientos dolorosos,
se
caigan en una hoja en blanco,
mojada
en un mar de lágrimas.
Desengaño
profundo,
no
te puedo ni debo buscarte.
¡Desaparece
de mi vida ya!
Tú
y tu vanidad, tú deslealtad,
primaron
en tu vida,
eres
una ofensa al honor de los hombres.
Despechada,
me
invadió la mala querencia,
nacida
en mi ánimo por la pena y el dolor,
por
la herida que causaste en mi corazón,
destrozado
y sangrante.
Mis
poemas de amor los sacrifiqué,
por
estas tardes de tristezas,
el
río, amigos, la sombra de los sauces,
todo
por no estar a tú lado.
Pero
de pronto , me devolvió la tarde este poema,
puñados
de agua límpida, ristra de voces
y
la puntada singular surgiendo de la risa,
enhebrando
algún cuento bajo los árboles.
Espejo
agradecido, donde acontece,
tamizada
la tarde.
Por
ti, el sueño tejía la trama de lo íntimo
(aguja
de cristal).
El
tiempo destejía con saña,
(aguja
de acero)
el
sueño, invisible colibrí, se me volaba de la manos.
El
tiempo, araña voraz, hincábamos el costado.
todo
por ti, mi amado ausente.
Despechada,
este
amor fue remolino,
donde
confluyeron todos mis raudales,
unos
arrastraron tiernos recentales,
otros
se encresparon con furor felino.
Poemas,
novelas, madrigales,
nutrieron
el confundido torbellino.
incubo
el pecho una avidez de trino.
Se
alzaron hondos relinchos genitales.
Me
dejaste con un soy medio abrazo,
apenas
y apenas , medio beso.
No
quiero ni que te acerques a completarme entera
¡vete
del todo!
¡sal
de mis pensamientos!
te
quiero lejos, lejísimo, en la horizontalidad,
del
horizonte.
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