Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 29 de enero de 2019
Fantasmal silencio
Fantasmal silencio,
me lleva a
crear poesía,
palabras de amor
y mientras sueño
llevo en mis manos
la sustancia primera
de las tristes pesadillas.
Mientras sueño
no paro de repetirme,
soy silenciosa,
compañera de horas bajas
tejiendo la nada entre los besos,
me sonrío en silencio
y cae de mis manos
dulces semillas de eco
constelando tus fragmentos
del fantasmal silencio.
Mi dulce pájaro nocturno,
enmudeciendo triste el silencio
hasta que el alba inunda el cielo
pude ver al sentirte cerca
un océano en una gota
y el Universo entero tras las brumas.
Diáfanos los rituales de la inspiración
caían en cada verso.
Fantasmal silencio,
un puente, el viento,
saciando la luna
hasta salir el sol
y los sueños remontándose
a las nubes altas
donde el manantial de la dicha suave
mana entre flores, pájaros, hojas multicolores.
Fantasmal silencio
que me lleva a entregar mi secreto
de esta alma alucinada
con lluvia en sus ojos
que suavemente cae como lágrimas.
En mis páginas amarillentas por el tiempo
mis versos y mi prosa de amor,
inspirados en ti, siempre,
lastiman mi esperanza.
Fantasmal silencio
¡qué aroma de madreselvas!
Azahares, rosas,
impregnan esta noche única
en la que soy feliz.
Resumen de mi piel
tus caricias y besos
que a mi pecho se derraman.
Buscaré siempre
en los espejos del recuerdo
la magia nocturna
que me sube en descensos alegres
guiándome para atravesar la vida
alfombrándome el paso
hacia la felicidad.
Déjame…
Déjame
vivir como yo quiero,
libre, en volandas al viento,
danzando
entre arabescos de colores
y
sentimientos íntimos.
Quiero
una vida plena
de
armonías de flotantes alas.
¡Ven
conmigo a comulgar
el Amor
único y verdadero!
Déjame
amarte en silencio,
entre
suspiros entrecortados,
entre
gemires de placer y gozo,
entre
ecos halagadores
de la
eterna música de la Tierra Prometida,
ritmo sin fin de la sagrada unión
de dos
seres que se aman.
Déjame
soñar
con
nuevos amaneceres juntos,
frente
al mar y al horizonte
límpido y diáfano
entre
besos áridos por la sal
que
florecen desde los rincones del alma.
Los
pesares del ayer
y los
fantasmas de la duda
se han
escondido, lejos,
en el
infinito ocaso
porque
nubes de calma
dan
fuerza a nuestro amor.
Déjame
gozar plenamente
y
serenamente
de una
vida plácida a tu lado,
no
cercenada por pesares ni heridas,
sólo,
tan sólo,
plena
en un oasis de júbilos y alegrías
como
cascadas de aguas
estruendosas
y brillantes.
Déjame
seguir mi manso camino
perfumado
con el gris de tus ojos
que son
aromo en flor.
Me
siento como un azahar
del
naranjal en flor,
purificada
y virgen.
Tus
labios son para mí una flor,
su
perfume es mi dicha,
su
presencia mi tenaz redención.
Déjame
ser una flecha alada
que
dispara el arco piadoso de la vida,
ser
Cupido para ti
con una
espada
en cuyo
filo duerme el amor.
Déjame
llorar con lágrimas de sal,
brumosas,
calmas
que
enciendan tu noche procaz
con
música blanca en plenilunio.
Ser
como una madreselva,
beso de
plata con esmeraldas para ti.
Déjame
encender velas de colores
donde el viento sacuda
la negra soledad ya ida
e iluminar tu rostro, tu cuerpo
que
acariciaré
como el
pétalo de la sombra
y
sentir caer la lluvia
donde
los dos vivimos
la
eternidad del gozo y del placer.
Déjame
prevenir el mañana
donde
no existan culpas
ni se
acepten dudas,
donde
no se enferme el silencio
y el
deseo se encienda
sin saber, en tan solo un instante.
Déjame
descansar junto a ti,
amurallados
en un resplandor
estático de paz y quietud, sin pasos
y sin
alas, solos tú y yo,
sobre
el espacio blanco de los días
huyendo
de ruidos y sombras.
Déjame
estar frente a ti,
besar
tu boca con mis manos
sobre
tu pecho,
envuelta
en la gracia divina
de
sentir tu calor,
negándome
a las telas,
en
nuestra desnudez total.
La
dicha está segura ahí,
a tu
lado, eres el elegido,
como el
agua más clara,
más
perfecta,
en la
mínima esfera de la gota
que no
en infinitudes de océano.
Déjame
ser yo,
tu
amante,
totalmente
tuya.
En armonía con el viento
En
armonía con el viento,
los dos
creamos
la más pura armonía de reflejos
en
raudas ondas que flotan
en el
aire como una canción de amor.
Mis
lágrimas trepan
por la
lluvia y el sol
y mis
estrofas, mis palabras,
son mis
letras de papel.
Busco
en el viento,
poemas
que involucren
todo
nuestro amor
en cualquier rincón del mundo
con el
alma siempre colmada
de un
amor sincero y puro.
En
armonía con el viento,
nuestros
corazones saben guardar
en el
tiempo
todos nuestros secretos
de cada
momento vivido
sin penas ni lamentos
como
raíces y puentes
de la
vida en crecimiento.
¡Qué
gozo que no sean nunca iguales
las cosas que son las mismas!
¡Toda,
toda la vida es única!
Si el
vasto tiempo entero,
río
oscuro,
se
escapa por las manos
nos
deja prendas inmarcesibles
llamadas
días, horas,
en que
fuimos felices.
En
armonía con el viento,
nosotros
los amantes,
nos prometemos los siempres
con
almas y con bocas,
seguros
de no acabar
el amor
que sentimos,
el que
llega a tocar
el
techo de la eternidad.
Amor al
viento, en armonía de susurros
soy
pasajera de tus sueños,
tus abrazos son mis viajes sin retorno,
una mirada, un gesto
y se
desarman las voluntades de mi cuerpo.
En
armonía con el viento,
canto las odas de mi existencia.
Una
sonrisa, una palabra
y mis
versos se someten a tus besos.
Quiero
alcanzarte en mi penumbra,
quiero
posarme en la dulzura de tu calma.
Soy
amante del viento
y en
las altas llanuras de su éter,
te
busco en el rocío de agua
que al
amanecer me baña,
navegando
por mi cuerpo
en
silencio en una tarde de invierno.
Por las
curvas sencillas del viento,
desplazando su caudal de perfumes
en el
tiempo, en armonía
con el
rocío cósmico
en los
atardeceres espirituales
abraza
al son de canciones de amor
nuestros
mundos profundos y luminosos.
Quiero
volar
con el
ritmo armonioso del viento,
hacia ti, hacia las alturas del amor,
quiero
elevarme contigo
más
allá de las cumbres terrenales
hasta
el reino de la paz,
donde nuestra dicha
no pueda
ser perturbada jamás,
unidos
por siempre
en amor
inmortal.
En
armonía con el viento,
viajan
las nubes,
las
sacude con sus viajeras manos
y
nuestros corazones laten al unísono
sobre
nuestro silencio enamorado,
zumbando
entre los árboles,
orquestal
y divino,
entre acordes de canciones, risas y cantos,
llevando la hojarasca marchita
lejos, muy lejos
como
sustancia sin peso
y
fuegos inclinados.