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Después de tu partida


Después de tu partida,
mi vida cambió totalmente,
entre nube grises, brumosas,
el llanto inundó mi alma.
¿Por qué te fuiste sin una palabra?
Nosotros que nos amábamos tanto nos separamos,
huiste en busca de otro amor,
dejaste de amarme.
Quedé en una vigilia de mis noches,
anonadada, triste, pero al unísono,
me sentí libre,
mi vida era mía, sin ataduras,
que a veces me asfixiaban sin poder ser yo.

Después de tu partida,
Sentía que no me quería,
que estaba ligada al que creí el amor de mi vida,
en los límites de brumas pensantes.
No más sufrimientos, me siento vulnerable,
desnuda…
Y siento que habita en mi en el fondo de mi alma,
un camino que pide a gritos,
que clama por ser necesitada, amada con un amor,
profundo y verdadero.
El tiempo cruel por distintas sendas nos apartó
y aunque ya no me ames,
las azarosas luchas alejaron nuestros rostros,
ya no te veo, no te reconozco,
perdí tu figura desaparecida en la bruma.

Después de tu partida,
Ahora soy feliz,
el nardo irradió su fulgor,
que secó la fuente del llanto,
dándome los carismas divinos de la luz y del canto.
Ya no te escribiré mucho más,
que unas pocas cartas, a ti amado ausente,
ya no existes más,
te has ido a la secreta lumbre de hogueras lejanas.
¡Qué gozo que no sean nunca iguales las cosas,
que son las mismas!
toda la vida es única.
Y aunque no las acusen cristales ni balanzas,
diferencias minúsculas aseguran a un ala de mariposa,
a un grano de arena,
la alegría de ser otra.

Después de tu partida,
si el vasto tiempo entero río oscuro
se escapa en las manos, nos deja días, horas,
en que fuimos felices.
Emprenderé ahora, sola, una aventura,
un viaje maravilloso llamado vida.
Ya no estoy detenida esperando,
ahora vivo, canto y rió
y mis poesías de amor como puñado de agua limpia,
risas de voces,
son un espejo agradecido de la felicidad que siente mi alma.

No estás ya en mí


No estás ya en mí,
no siento tus caricias, tus abrazos,
no harás más el amor conmigo,
no estarás más dentro mío.
¿Qué pasó?
¿Por qué estas sensaciones tan tristes y deseadas,
no están ya más en mí?
¿Es que te has ido de mi lado sin una palabra,
sin un beso de despedida?
¡qué dolor!
te necesito tanto en mi vida que casi ya no puedo respirar.

No estás ya en mí,
la tarde en su crepúsculo rojizo,
se ahoga en el fuego dilatado como se ahogan mis ansias,
sobre la nada que me da tu ausencia.
Te apagaste en la lejanía,
que me seducía, se fue lejos asfixiando mis suspiros y
 ¡ al final terrible y trágico te vas de mi nada tormentosa!
tu indiferencia me hirió,
picoteando mi corazón en mil pinchazos duros y filosos.
todo se dilata… hasta tu ausencia.
A veces siento que vienes… pero no vienes,
son sentimientos truncos por pensar tanto en ti.
esta es una carta más,
te la envió por el aire, las nubes altas,
el mar bravío, pero no te llegará nunca jamás.
el silencio me trae tus ojos temblorosos,
el murmullo de la calle fragosa,
me tira por la ventana en oleadas de viento y humo,
por la esperanza de que vienes,
pienso en tus caricias.

Y tus caricias corren como antes hambrientas sobre mi piel dormida.
Esto es tan sólo un sueño.
Me niego a despertar, no quiero ver la soledad detrás de tu perfume,
que se negó a partir de una ausencia tenaz,
quizás algún día querrías encontrarme,
no será así,
soy ahora pasión en polvo de cenizas,
tendrás que armarme con tus besos redentores.
Tendrás que hacerme hoy y fuego.
Aunque… ni tal vez…
Ya nadie cambie y allá voy con mis delirios,
como la sal traída por el viento , que pega y se va.

Miedo a perderte


Miedo a perderte
Ahora que te nombro y te reclamo,
Se aleja un rudo embarazo de silencios
Entre tu cuerpo y mi presencia.
No te vayas, tú eres para mí la vida entera
Recorres mis sentidos sin orillas.

Miedo a perderte
Eres en mi otoño un viento adolescente en primavera
En la estupre de mis cantos se levanta
Y la sangre convoca en apetencia.
Te nombro a cada instante
Y te invoco con pasión y deseo, no me dejes.

Miedo a perderte
En las duros biseles del silencio
El calor de tus hombros enlazaba
La cima de los cielos con la tierra.
Crecías hacia adentro, mi piel con tu belleza
Y al roce, y al llamado de tus ojos…
Se alzaba de mí siempre este poema.

Miedo a perderte
No me abandones, no te alejes, no te pierdas,
Te buscaré entre el follaje de tu pecado
Y en fresco temblor de tu rocío,
Reposaré la cuidad, cada recóndito lugar secreto,
Explorare el río e indagaré por el mar, por mi cantado.

Miedo a perderte
No te encuentro si me dejas sin el verde levantado
Del árbol donde pierdo mi albedrío
Ni en el viento caliente del estío
Ni en la orilla del mar enamorado.

Miedo a perderte
Y así voy por verdes de la tarde perdida
Por siempre en tu embeleso sin sentir el cercado
De tus brazos, ni ver tu fuego que en los pueblos arde,
Te llamo hasta quebrar mi voz, por eso,
Sangra mi corazón y te derramas alejándote
Sin sequia con una palabra de amor.

Miedo a perderte
Si regresas a mí, amado ausente,
El sol iluminara nuestro amor,
Y nuestra sangre con bilirrubina
Combinándose en el fuego.
Están fuertes mis manos y pasa un viento dormido
Ramos verdes que cierran mi sueño
Y torpe seré por siempre.