Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 5 de marzo de 2019
Después de tu partida
Después
de tu partida,
mi
vida cambió totalmente,
entre
nube grises, brumosas,
el
llanto inundó mi alma.
¿Por
qué te fuiste sin una palabra?
Nosotros
que nos amábamos tanto nos separamos,
huiste
en busca de otro amor,
dejaste
de amarme.
Quedé
en una vigilia de mis noches,
anonadada,
triste, pero al unísono,
me
sentí libre,
mi
vida era mía, sin ataduras,
que
a veces me asfixiaban sin poder ser yo.
Después
de tu partida,
Sentía
que no me quería,
que
estaba ligada al que creí el amor de mi vida,
en
los límites de brumas pensantes.
No
más sufrimientos, me siento vulnerable,
desnuda…
Y
siento que habita en mi en el fondo de mi alma,
un
camino que pide a gritos,
que
clama por ser necesitada, amada con un amor,
profundo
y verdadero.
El
tiempo cruel por distintas sendas nos apartó
y
aunque ya no me ames,
las
azarosas luchas alejaron nuestros rostros,
ya
no te veo, no te reconozco,
perdí
tu figura desaparecida en la bruma.
Después
de tu partida,
Ahora
soy feliz,
el
nardo irradió su fulgor,
que
secó la fuente del llanto,
dándome
los carismas divinos de la luz y del canto.
Ya
no te escribiré mucho más,
que
unas pocas cartas, a ti amado ausente,
ya
no existes más,
te
has ido a la secreta lumbre de hogueras lejanas.
¡Qué
gozo que no sean nunca iguales las cosas,
que
son las mismas!
toda
la vida es única.
Y
aunque no las acusen cristales ni balanzas,
diferencias
minúsculas aseguran a un ala de mariposa,
a
un grano de arena,
la
alegría de ser otra.
Después
de tu partida,
si
el vasto tiempo entero río oscuro
se
escapa en las manos, nos deja días, horas,
en
que fuimos felices.
Emprenderé
ahora, sola, una aventura,
un
viaje maravilloso llamado vida.
Ya
no estoy detenida esperando,
ahora
vivo, canto y rió
y
mis poesías de amor como puñado de agua limpia,
risas
de voces,
son
un espejo agradecido de la felicidad que siente mi alma.
No estás ya en mí
No
estás ya en mí,
no
siento tus caricias, tus abrazos,
no
harás más el amor conmigo,
no
estarás más dentro mío.
¿Qué
pasó?
¿Por
qué estas sensaciones tan tristes y deseadas,
no
están ya más en mí?
¿Es
que te has ido de mi lado sin una palabra,
sin
un beso de despedida?
¡qué
dolor!
te
necesito tanto en mi vida que casi ya no puedo respirar.
No
estás ya en mí,
la
tarde en su crepúsculo rojizo,
se
ahoga en el fuego dilatado como se ahogan mis ansias,
sobre
la nada que me da tu ausencia.
Te
apagaste en la lejanía,
que
me seducía, se fue lejos asfixiando mis suspiros y
¡ al final terrible y trágico te vas de mi
nada tormentosa!
tu
indiferencia me hirió,
picoteando
mi corazón en mil pinchazos duros y filosos.
todo
se dilata… hasta tu ausencia.
A
veces siento que vienes… pero no vienes,
son
sentimientos truncos por pensar tanto en ti.
esta
es una carta más,
te
la envió por el aire, las nubes altas,
el
mar bravío, pero no te llegará nunca jamás.
el
silencio me trae tus ojos temblorosos,
el
murmullo de la calle fragosa,
me
tira por la ventana en oleadas de viento y humo,
por
la esperanza de que vienes,
pienso
en tus caricias.
Y
tus caricias corren como antes hambrientas sobre mi piel dormida.
Esto
es tan sólo un sueño.
Me
niego a despertar, no quiero ver la soledad detrás de tu perfume,
que
se negó a partir de una ausencia tenaz,
quizás
algún día querrías encontrarme,
no
será así,
soy
ahora pasión en polvo de cenizas,
tendrás
que armarme con tus besos redentores.
Tendrás
que hacerme hoy y fuego.
Aunque…
ni tal vez…
Ya
nadie cambie y allá voy con mis delirios,
como
la sal traída por el viento , que pega y se va.
Miedo a perderte
Miedo
a perderte
Ahora
que te nombro y te reclamo,
Se
aleja un rudo embarazo de silencios
Entre
tu cuerpo y mi presencia.
No
te vayas, tú eres para mí la vida entera
Recorres
mis sentidos sin orillas.
Miedo
a perderte
Eres
en mi otoño un viento adolescente en primavera
En
la estupre de mis cantos se levanta
Y la
sangre convoca en apetencia.
Te
nombro a cada instante
Y te
invoco con pasión y deseo, no me dejes.
Miedo
a perderte
En
las duros biseles del silencio
El
calor de tus hombros enlazaba
La
cima de los cielos con la tierra.
Crecías
hacia adentro, mi piel con tu belleza
Y al
roce, y al llamado de tus ojos…
Se
alzaba de mí siempre este poema.
Miedo
a perderte
No
me abandones, no te alejes, no te pierdas,
Te
buscaré entre el follaje de tu pecado
Y en
fresco temblor de tu rocío,
Reposaré
la cuidad, cada recóndito lugar secreto,
Explorare
el río e indagaré por el mar, por mi cantado.
Miedo
a perderte
No
te encuentro si me dejas sin el verde levantado
Del
árbol donde pierdo mi albedrío
Ni
en el viento caliente del estío
Ni
en la orilla del mar enamorado.
Miedo
a perderte
Y
así voy por verdes de la tarde perdida
Por
siempre en tu embeleso sin sentir el cercado
De
tus brazos, ni ver tu fuego que en los pueblos arde,
Te
llamo hasta quebrar mi voz, por eso,
Sangra
mi corazón y te derramas alejándote
Sin
sequia con una palabra de amor.
Miedo
a perderte
Si
regresas a mí, amado ausente,
El
sol iluminara nuestro amor,
Y
nuestra sangre con bilirrubina
Combinándose
en el fuego.
Están
fuertes mis manos y pasa un viento dormido
Ramos
verdes que cierran mi sueño
Y
torpe seré por siempre.