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jueves, 9 de enero de 2020

A la deriva


A la deriva, no me doy cuenta hacia donde voy,
voy al mar, al aire diáfano,
a la tierra seca que clama por agua,
al fuego eterno que bulle sin cesar.
Me deslizo suavemente,
si casi tocar un nada,
floto en el más allá,
buscándote siempre,
a través de las nubes
o en las redes de las hojas perfumadas.
Los brazos del mar me asaltan impacientes
y quieren llevarme a tu pecho sensual
que espera en la dorada playa.
Mido la planta de tu pie
y la dulce potencia de tu brazo
y aún a la deriva
adoro el rosicler de tus rodillas
y el sabor de tu cuello a mi costado.
Y en el aire voy,
sin saber dónde,
sintiendo crecer en mi cuerpo
araucarias,
laureles,
nogales,
ceibos,
que con sus ramas y flores enlazan mi cuerpo
para que me espere tu amor que tarda en llegar.
A la deriva voy bajo cielos que jamás he visto
y quizás detrás de telones de años nos encontraremos
y nuestros besos estallarán en mil colores,
cientos de sensaciones,
trascendidos a la gloria.
Y tú a la deriva volabas… volabas…
como autómata juguete de papel y cielo
y te tragaba el viento
y te mordía la distancia luminosa
y yo buscándote soñaba…
soñaba… que hoy te encontraría
y haríamos juntos el nido de amor cálido y pleno de armonía.
Y llegaste desde tan lejos
y posaste tu piel con el ahogo de tu aliento.

                                       “ahora estás en mí
                                       me ahogas,
                                       me arrancas la carne en cada brazo
                                       me desarmas el alma en cada beso”

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