El espejo de agua,
allí donde me inclino
y veo mi rostro arrebolado
por el amor que por ti siento.
Mi espejo, corriente por las noches
se hace arroyo
y se aleja de mi cuarto.
Mi espejo más profundo que el orbe,
es un estanque verde en la muralla.
El espejo de agua refleja sobre sus
olas,
bajo cielos sonámbulos
mis ensueños que se alejan como
barcos.
De pie en la popa siempre te veré
cantando,
una rosa secreta nace en mi pecho
y un ruiseñor aletea en mi piel.
El espejo de agua
nos da signos que había en el aire,
había presagios en el cielo,
tenía que brotar la gracia de repente
con sus pasos de gloria.
El espejo de agua
traía la belleza de quien sabe dónde.
Venia hacia mis ojos
con su andar esbelto, seguro de su
tiempo…
Es la ley misteriosa que de pronto se
encarna
y se hace realidad en un instante.
El azar se presenta con
todas sus fuerzas invisibles.
El azar con sus constelaciones
desatadas
que súbito se anudan
para cumplir con un destino
en las piedras lentas.
El aire vibra con los sonidos
de la vieja flauta.
Un dulce amor ha nacido en el mundo
a través del espejo de agua.
Está por llegar, él, él único,
no está muy lejos, ahí viene
sobre dos pies alados, envuelto
en su música y en su canto
de nardos y de bosques.
Está cruzando el cielo, atravesando
mares,
volando envuelto en ilusiones.
Y al llegar por el espejo de agua
nuestras
miradas se cruzan,
canta una árbol nuevo,
dos manos se entrelazan,
dos anhelos se encuentran,
dos angustias se hablan en secreto.
¿Por qué razón?
Sólo los signos y el azar lo saben.
Dos corazones reconocen su impulso
ciego
y el camino que se abre al infinito.
Los ojos se adivinan,
se entornan suaves,
saben que juntos van a mirar el mundo.
Los labios se presienten,
palpitan como flores
que empiezan la jornada
¿Son besos?
¿Son palabras?
¿Es un cambio de ideas a través de los
años?
¿Por qué llegas tan tarde a mi jardín?
¿Por qué no apresuraste la marcha en
las tinieblas?
¿Con qué derecho el tiempo separa la
flor
del árbol que era suya?
¿Por qué poner distancia en los años?
No sabes acaso que esta mujer te
aguardaba
cansada de cantar y llamarte.
¿Serás mi estrella entre la vida
y la muerte sorprendida?
¡Ven hacia mí entre mirtos y
mármoles profundos!
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