Dones de la felicidad,
ofrenda pura y casta
que puedo hacerte llegar
con todo mi amor.
Dones de dulzura,
dádivas para el ser bueno
que merece que me apegue a ese algo
que fluye de manera natural y libre.
Dones de esperanza,
regalo que te entrego con paciencia y valor,
sin cadenas que nos aten,
sin frustraciones ni pena.
Dones de ilusiones,
que vuelan muy alto sin obstáculos
hacia el fondo tierno del horizonte,
donde caben las alas que se elevan al más allá.
Dones de alegría,
gracia que el destino te ofrece
con arrebatadas fuerzas,
vendavales del mundo
para que nuestras almas estén
eternamente unidas.
Dones de dicha,
regalo de una vida gozosa y plena de luz,
viviendo juntos,
sin sombras alargadas,
ni besos no recibidos.
Dones de gratitud para agradecer
el amor que nos lleva a vivir amando entre risas,
belleza e imaginación.
Dones de visiones de otros mundos,
que entre estrellas de lo ignorado
y de lo inmenso podamos asomarnos al vacío
en jirones pálidos de incienso.
Dones de la inocencia,
pura, crédula, casta,
que nos envuelve cuál capullo trasparente
y traslúcido para que los males,
dolores,
quejas de este mundo
no nos hieran nunca.
Don de la paz,
que nos rodee,
nos inunde nuestro mundo interior,
nos lleve por caminos abiertos y brillantes
sumergiéndonos en la inmensidad de tú y yo.
Don de la claridad,
que inunde nuestros corazones
rebosantes de amor,
del verdadero,
con luces cálidas,
sin tinieblas en el espacio
de nuestro existir.
Don de la lealtad,
carisma de un carácter puro
y de una sensibilidad para nosotros mismos
y para los demás que nos rodean.
Don de la fidelidad,
merced que nos otorga la vida
para sentirnos en un espacio de existir,
medido por la luz del alba,
hasta el crepúsculo.
Dones de la vida,
no abandonen nuestros corazones
bajo el gran cielo azul,
tiemblan y viven
latiendo con sus encantos de brisas tiernas
que se cubren con vergeles tupidos
dibujando en nuestro yo bellezas
que abren nuestros caminos en el existir.
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