Te extraño, te busco y deambulo bajo cielo
abierto, frente al mar.
¿Dónde
estás mi amor? Te has ido, lejos, muy lejos y ha comenzado mi trémula espera.
¿Te aguardo o me voy a soñar con otros
horizontes?
Estoy
en un vacío absoluto, te extraño, tu voz que acaricia, tus ojos los que no
puedo mirar, que me pierden y atrapan.
Te
extraño y al viento que me roza lo confundo con tus manos y tus palabras.
Te
extraño, es un dolor acuciante y triste,
sueño que te encuentro y
el
canto y la risa me inundan toda.
Avanzo
en tinieblas buscando claridades para encontrarte a ciegas.
¡Qué
difícil! ¿Será hoy? ¿Mañana? ¿Nunca? ¿Seré
yo la que te encuentre o tú me encontrarás? ¿Nos buscamos o busco sólo
mi soledad?
Retumban
las preguntas en ecos sin respuesta.
Te
extraño, te busco en la claridad a través
del misterio nunca claro y tiemblo
por la felicidad que creo
perdida.
Quiero
vivir en este mundo, mundo de dos,
mirando tus ojos bajo arabescos celestes con luceros, viviendo en la sombra y
en la luz, en el alba y en el crepúsculo cerca
tuyo.
Te
extraño, no quiero perder nuestro paraíso claro, nuestro Edén, donde se cruzan luces y sombras, necesito el sosiego
que me da tu presencia, mi lugar junto a ti.
Te
extraño, permíteme alivio para soñar, aliento para continuar, la flor de la
esperanza para seguir.
Te
extraño, estás presente en cada instante
de mi vida, en cada secreto guardado y compartido, en nuestras
historias de amor con sones de laúd
suavidades de raso y transparencias de tules sutiles.
Tu
imagen no se ha borrado en el azogue de los espejos ni en los reflejos de las
lunas frías.
Te
extraño hasta en el perfume de los ensueños con esencias de caricias tuyas, en el todo que me rodea, en el vivir
en el dolor sin luz que no se tiene buscando la verdad del amor.
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