Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 7 de febrero de 2012
Alquimia
Busco en mi yo íntimo, en la mina del amor donde tú has excavado y dejaste en mi céntrica felicidad todo lo que estaba buscando, pero ese misterio insondable no pude encontrarlo.
Y como ningún alquimista obtuvo aún el elixir, yo aún espero por el despertar de un deleite pleno y prolongado en el que sueño todas las noches porque en tu presencia mueren todas mis palabras.
Necesito de esa ciencia oculta para obtener una noche de estío, de apariencia invernal, porque tú mi amado anidas en mi pecho y un sendero de fuego me lleva hacia ti.
Busco una vana sombra de amor eterno y pido a Hermes me ayude a encontrarla sin tener que entregar a cambio mi bienestar, mi esfuerzo, mi honor y mi vida.
¡Crisopeya, te invoco!, debo hallar el tiempo de pensar y de reír también porque la risa es la fuente de poder más grande del mundo, es la música que hace vibrar el alma sin burlas ni sarcasmos.
Si la alquimia, ciencia oculta, buscaba la vida eterna, yo sólo necesito el poder dar, que es el secreto de la eterna juventud.
Yo a tí, te inventé con la alquimia de mis sueños, te vestí de imposibles, en tus pupilas inicié un poema que acarició levemente las páginas en blanco y en lo más alto entronicé tu imagen.
Eres el inaccesible, el esperado pero no llegado y por ti siento un deseo atávico que me induce a un loco y extraviado frenesí.
Te inventé en todas las formas, tus miradas, tus sonrisas, las encontré rielando en el espacio junto con tu voz, única, seductora, y yo te aspiro y te gozo, sin pronunciar jamás tu nombre.
Alquimia, ciencia oculta, crisopeya de lo que no se ha encontrado, pero yo igual te amo aunque no existas, no espero que aparezcas, ni que el roce de mi tacto te defina y sólo percibo el nítido esplendor que irradias aún careciendo de luz propia.
¡Sigue alumbrando mi vida!, no quiero que desaparezcas en la oscuridad, quiero que tu fina línea turbia que rodea tu pupila siga siendo un destello y que tu voz siga acariciándome con melodías de inmortales…
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