Llegamos juntos a la luz y
así cuando te ardiste en otra vida, en ese llamear tu luz nació, la cegadora
luz áurea que te rodea cuando mis ojos son los que te miran, somos la luz de
dos.
Puedo adivinar tus anhelos y
fundirnos en un solo sentimiento, puedo acompañar tu caminar y a la orilla de
ese mar de vida podemos, enlazados hacer surgir algo más que silencio.
Yo también pienso en ti
cuando te sueño y robo al tiempo todas mis edades para poblar mis íntimas
moradas.
Quiero siempre huir pero en
auroras albas las sendas interiores de mi alma me hacen ser invisible cuando me
hieren, me interno y me hago no visible muy dentro de mí, no sobre verdes
caminos, ni espumas de mar.
Cierro la puerta de mi alma a
antiguas tristezas y en ese refugio inagotable de placer me busco, me encuentro,
me armo otra vez de valor, buscando la verdad que hay en ti y me permito amarte
y así encontrar mi verdad escondida en esos ojos que sugieren amor.
Y tomados de las manos
recorrer este universo juntos sin líneas divisorias entre esta vida y la otra.
Viviremos el camino juntos,
sin secretos, sin procelosas verdades, con límpidos cenitales y crepúsculos
todos, nos miraremos para amarnos por siempre.
Nuestro anhelado futuro tiene
la forma exacta de una huella de dos….
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