Vida, estoy en una encrucijada, en un sendero de amor.
Navego día y noche en un supremo momento del vivir, empujada sin tregua a soñar entre dos amores, incansables remeros de querencias puras, cada cual con su remo, soñando ambos en la celeste ensenada segura, la que está detrás, a salvo del tiempo.Como Doña Flor, en mis somnolencias vivo dos vidas, cada una con un amor, cada uno verdadero y total, a los que me entrego casta y pura con excelsas esencias de aromas y perfumes de otros mundos.
Vivo una travesía única y extraña llevada en una balsa rumbo a un siempre sin brújula, sin nortes, ni mapas secretos.
Misteriosos pilotos invisibles a veces me llevan, me guían, me aman, me protegen, quisieran ambos tenerme entre sus brazos.
Los guían luceros hacia Venus en navíos prodigiosos, los velámenes henchidas de amor, tendiéndolos sin cesar, inmóviles, con proas afiladas, surcando auroras y crepúsculos, espumas, años, olas…
Aquí a sus pies, soy ninfa etérea, columna de dos amores, pero soy de ambos, en mis sueños, amores que fueron pasando a mármoles.
Pero uno por fin se despertó de su inmovilidad y decidido, rompió cadenas invisibles y llegó hasta mí, dándome cándidos amores, dejando de ser columna sin misterio.
¿Quién eres? ¿Eres tú el que me protege y me cuida, ángel mensajero del más allá?
¿O eres tú el que inspira poemas y desde lejos, muy lejos, quiebra en pedazos sonrisas que rodaron por el suelo?
Me encaminaré con plumas del ángel desalado llenándome, buscando la verdad de ser y no ser Doña Flor perdida en sus sueños.
¡Entre dos amores!, en el ahora, desde el hoy y el mañana.
Siempre pensé que la verdadera iluminación es posible, atravesando un camino con uno mismo y un amor, ¿y ahora? ¿qué será de mí?
¡Quiero ser completa de nuevo! ¿Cómo puede ser la vida hasta que esto ocurra? No quiero ser Doña Flor, quiero explorar un camino nuevo, conmigo misma.
Los juegos de la mente nos conducen a vibrar y a querer imposibles.
¿Cuál es la verdad para lograr el amor, la alegría, la paz?.
El amor es un estado del Ser, está profundamente dentro de uno y nunca podremos perderlo y él no puede dejarnos.
¡Amemos la Vida bajo todas sus formas, dando amor por doquier, a remeros silenciosos que rondan un océano de ilusión!
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