Ir hacia lo
inexpugnable,
hacia lo
mas allá.,
intentar encontrarnos,
sin vernos,
en el
espacio de luz
donde se ven las ilusiones fugaces
de nuestro
interior.
Pensamientos y sentimientos
que se
entremezclan mutuamente
en abrazos
sin abrazos,
en miradas sin miradas,
pero sí en
voces con luz.
Esperanzas que reflejan
el interior
de cada uno
buscando lo
inexistente,
lo no dado,
lo no
reflejado.
Vayamos hacia el espacio
de
ilusiones,
vislumbremos el espíritu del amor contenido
brumoso en la niebla,
apareciendo
por instantes
amoroso e
inquietante.
Dar y buscar ese espacio es vital
para vivir en armonía
y hacer que
el amor
florezca sin espinas
ni dolores.
El amor que
viene con la comprensión
con la
libertad de vivir
sabiendo que
el otro existe
en nuestro
mundo interior.
Cuando se
ama,
no tenemos
ninguna necesidad de entender
lo que
sucede en nuestro espacio de ilusiones
porque todo
pasa a suceder dentro de nosotros:
Ilusiones
sin fin que nos hacen sonreír
porque
tenemos la dicha
de poder
demostrarle al mundo
que es
feliz
quien sabe sonreírle
a la vida.
Y en un
tiempo sin distancia
nos
encontraremos
en ese
espacio de ilusiones,
soñando,
nos
sentiremos llegar sin ansias,
sin apuros,
en la
absoluta espera inmóvil del amor
sin otras
alas
que
silencios hondos
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