El agua corre presurosa aún cuando deja de llover, así
corrían mis lágrimas antes de conocerte a ti.
A la sombra verde de los enternecidos álamos, a la orilla
del río busco la sombra de la vida que pasa, me abraza, me lleva con ella en
los espejos del agua, cantando por tierras y mares.
Ríos de vida, a veces turbulentos, impetuosos, a veces
pacíficos y sin tristezas, con amores profundos, fugaces y tiernos.A tus orillas seguiré soñando con caminos a emprender, nuevos
y plenos de vida.
Voy en naves, guiada por las estrellas, viviendo cada día
como si fuera el último hacia la luz, aire y sones me acompañan.Ríos de vida, me llevan a la danza con palmeras con alas, con
hambre de soles y noches de lunas, buscando el amor que no he perdido, que me
busca entre árboles perfumados con formas de siluetas difusas en sus orillas.
¿Cómo encontrarlo? ¿Cantando?Mi canto se va con el
río, en procura de encontrar a mi amado, el fulgor de las luciérnagas me guía con su luz.
Ríos de vida, me conducen como náufraga perdida a sus
orillas de olvidados lugares donde el amor me está llamando y no en vano voy
hacia él, sin angustias ni rencores, alargando mis manos y abriendo mi corazón
para que los instantes esperados me lleven hacia él.
Ríos de vida a veces nos dan señales, rostros repetidos del
pasado, en quienes inútilmente buscamos signos de amores olvidados.
A la orilla de los ríos y en las manos de los aires, me voy
en pájaro o nube, cortando el aire con los pasos de los años, sin tinieblas en
mi cuerpo ni relámpagos repetidos en
mi vida.
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