Sin
pedir, ni suplicar llegó alguien a mi vida para amarme con paciencia, ternura y
dulces palabras, sin pedir nada a cambio, sólo tiempo, el tiempo que logrará
que lo ame con mi amor escondido, en lo hondo de mí.
¿Por qué
cuando menos lo esperas pero cuando más lo necesitas, suceden estas insólitas consecuencias?
Es que el
amor que vas dando por doquier llega a alguien, le abres tu alma a su alma en
un surco profundo y hondo.
¡Océano
de amor! Que nos lleva a lo inmenso, a una vida plena, vibrante, brillante de
luz.
Lo
inesperado está cerca, casi tocándonos, es esa opción que ligada con la
oportunidad hace que el Ser se descubra en otras perspectivas, en otras
dimensiones.
Lo
inesperado, llega con calma, ¡calma del alma! Parece... ¡clamar calma! Está muy
cerca, casi a nuestro lado, contemplándonos anhelantes de encuentros.
Somos
viajeros de acontecimientos imprevistos, inesperados, pero estamos juntos
celebrando la vida y por reflejo todos nuestros instantes esperados plenos de
sonrisas, sorpresas, causalidades.
Siénteme,
mis poemas internos están a tu lado.
¡Lo
inesperado como un suspiro volátil llegó!
¡La vida
es un esperar eterno!
¡Qué
alegría saber que en cada hora algo que está viniendo nos espera! ¡Ay!, no
quiero sentirme pájaro perdido necesito que lo inesperado me alcance!
Busco el
espacio justo por dónde tú me encuentres y yo te reciba con júbilo y alegría,
como lo inesperado...
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