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domingo, 5 de agosto de 2012

Rondar la vida


Rondamos la vida, desde lejos o cerca, pero vivida en un todo y rondamos la ilusión y la fantasía. ¡Mirada distante de un amor vibrante!, ¡de un amor pleno!, ¡de un amor sentido!
Con el corazón ahogado por un tornado mágico, colmado de dichas y alegrías, la vida hace su ronda. Para que suene la vida en su verdadera partitura, no es suficiente con conocer una parte sino que hay que fijarse en la secuencia, en el ritmado… en el estilo…
Rondar la vida  es ese tiempo en el que el amar se queda suspendido en un plano de poemas internos y en un hacer irreprochable, impecable y anónimo.
Rondar  la vida no son tardes vagas, ni destinos errantes, es vivirla todo el tiempo en primera tierna primavera.
Rondar la vida en los cielos abiertos, como los pájaros  trazando códigos  de vuelos plenos de esperanza,  de sendas abiertas, sin espinas, ni obstáculos, libres para esperar el amor aquel, el inalcanzable, el verdadero.
¿Realmente hemos reconocido, hemos vivido cada minuto,  rondando la vida?
Hay momentos que nos llevan a frustraciones, decepciones, desesperos, pero otros ¡oh sí! a instantes milagrosos de felicidad y alegría  que nos inundan de placeres bienaventurados.
Es el tiempo en el que el amar se queda suspendido en un hacer irreprochable, profundo, de sueños a descubrir.
Rondando la vida las voces del mundo nos envuelven  levantando soles en el interminable laberinto de la tierra, encontrando la esencialidad de su luz.
Rondando la vida más allá de las palabras, de los sentidos y de las ideas buscando el territorio de tiempos escurridizos y agitando melodías de fuegos en las manos del arco iris.
Rondando la vida vamos por las curvas sencillas del viento en pos del amor  que sueña libre
en su soledad…

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