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domingo, 5 de agosto de 2012

Calma nostálgica


Calma… expresión como la palabra nos aclara ¡del alma! Parece …¡clamar calma! Que no es lentitud, que no es despreocupación, que no es indiferencia.
Es estar con el máximo rendimiento,  con la mejor prevención, y con la posibilidad contemplativa…
Si se vive en el desasosiego, las consecuencias…son similares a esa piedra que cae en un estanque  en calma y que transmite un oleaje hasta la orilla. Calma en toda nuestra vida, serenidad y paz.
Como si de un plato gastronómico se tratara, la tensión está servida, y nos lleva ligero, con prisa, a un ir y devenir sin calma.
Que las gotas de serenidad como hielo suspendido en agua…sean el síntoma del bálsamo que calma y hacer de la nostalgia un recurso… de gozoso futuro. En los itinerarios que recorremos la oportunidad se nos presenta como la opción creativa continua.
Las conciencias… no se sienten plenas, con el dominio que el Ser puede ejercer sino más bien, se sienten ansiosas… por percibir la plenitud que nos rodea.
Calma necesaria para vivir la vida a pleno,  con sosiego, apaciguando nuestros resquemores y ansiedades. La calma está esperando, está susurrando, está aguardando a que tú la mantengas intacta e impoluta ya que dispuesta se muestra la vida… a que se la viva sin tensiones, sin agobios,  a que se la sienta… a que se la disponga con sosiego.
En calma se siente capaz la vida ¡de ser viaje!, ¡de ser tránsito!, ¡de ser apoyo!

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