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viernes, 31 de agosto de 2012

Y apareciste tú


Y apareciste tú, el desconocido, el esperado, venías despacio, sin prisa, sin trabas.
No me has hecho sufrir, si no esperar, yo sólo te esperaba,
con ansias de amar y ser amada.
Y apareciste tú, sabía que algún día vendrías desde el otro horizonte, amaneciendo a mi lado.
Tú, el deseado, el noble, el que me da paz y ternura y me inspira los poemas de amor pleno de anhelos y de ilusiones tiernas.
¿Por qué, pregunto, tardaste tanto en llegar a mi vida si tú no estabas ausente?
Y apareciste tú, te veo ir y venir, a tí, a tu presencia anhelada, que se termina en voz como en humo la llama en el aire, impalpable, sin tinieblas.
La forma de querer tú, es dejarme que te quiera, el sí con que te me rindes es el silencio, quieto y calmo.
Y apareciste tú, como un regalo del mar a mi pulso y a mi deseo, como una flor de cielo y me brindaste tu confianza, la que voy tejiendo con hilos de fina plata para unirnos en una red de infinitos lazos.
Y apareciste tú, sin el menor movimiento te expresaste libremente dando paz a mi alma.
Soy por tí, una persona distinta, creció en mi interior una calma que fluye y se alarga hacia el eterno fin,
Y apareciste tú, con una ternura vaga que conmovió mi espíritu y ahora cuando tú te acercas tiembla, medita, se recoge y calla suavemente.
Y por tí mis versos son ahora un pensamiento puro que se vierten como recuerdos de tiempos que no vuelven pero que en su trasfondo son imágenes del amor esperado, ansiado, en un lenguaje mudo sin voz ni palabra que en momentos de dicha suprema, tembloroso el espíritu habla…
Y apareciste tú, ahora somos dos seres que tiemblan y se aman bajo la luz de la luna que el paisaje baña.
Y por tí, un manto de fina llovizna cálida me cubre y me envuelve protegiéndome de la soledad sin esperanzas de amor.

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