Y apareciste tú, el
desconocido, el esperado, venías despacio, sin prisa, sin trabas.
No me has hecho sufrir, si no esperar, yo sólo te esperaba,
con ansias de amar y ser amada.
con ansias de amar y ser amada.
Y apareciste tú, sabía que
algún día vendrías desde el otro horizonte, amaneciendo a mi lado.
Tú, el deseado, el
noble, el que me da paz y ternura y me inspira los poemas de amor pleno de
anhelos y de ilusiones tiernas.
¿Por qué, pregunto, tardaste tanto en llegar a mi vida si tú no estabas
ausente?
Y apareciste tú, te veo ir
y venir, a tí, a tu presencia anhelada, que se termina en voz como en humo la
llama en el aire, impalpable, sin
tinieblas.
La forma de querer tú, es dejarme que te quiera, el sí con que te me
rindes es el silencio, quieto y calmo.
Y apareciste tú, como un
regalo del mar a mi pulso y a mi deseo, como una flor de cielo y me brindaste
tu confianza, la que voy tejiendo con hilos de fina plata para unirnos en una
red de infinitos lazos.
Y apareciste tú, sin el
menor movimiento te expresaste libremente dando paz a mi alma.
Soy por tí, una
persona distinta, creció en mi interior una calma que fluye y se
alarga hacia el eterno fin,
Y apareciste tú, con una
ternura vaga que conmovió mi espíritu y ahora cuando tú te acercas tiembla,
medita, se recoge y calla suavemente.
Y por tí mis versos son ahora un pensamiento puro que se vierten como
recuerdos de tiempos que no vuelven pero que en su trasfondo son imágenes del
amor esperado, ansiado, en un lenguaje mudo sin voz ni palabra que en momentos
de dicha suprema, tembloroso el espíritu habla…
Y apareciste tú, ahora
somos dos seres que tiemblan y se aman bajo la luz de la luna que el paisaje
baña.
Y por tí, un manto de fina llovizna cálida me cubre
y me envuelve protegiéndome de la soledad sin esperanzas de amor.
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