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viernes, 30 de noviembre de 2012

Los fantasmas del recuerdo




Los fantasmas del recuerdo, esos, los que pueblan mis sueños, los que me acosan en instantes imprevistos, los que inundan mi alma de momentos inolvidables, los que a su amparo, en breve tiempo recorren mi vida.
Los fantasmas del recuerdo, se mantienen a veces como formas misteriosas en las largas avenidas de mi existir y revivo paso a paso mis alegrías, mis desilusiones, mis pérdidas, mis amores, mis vivires.
Pasan como un aire raudo a través de espejos acrisolados, rompiéndose a veces en pequeños cristales que se estrellan entre los pensamientos silenciosos, encendidos de deseos de amar que emanan de mis recónditos adentros.
Los fantasmas del recuerdo sacuden las bases de mi sangre y aparecen nombres, fechas, lugares contra el cielo de mi alma sobre el muro que cerca mi silencio.
Me llevan a la luz que derroté en el tiempo del olvido, el limitado amor que se me ofrendaba.
Los fantasmas del recuerdo son mi apoyo de ayeres vividos, desaparecen de pronto sin saber por qué pero regresan y se funden uno a uno, uniendo los peldaños de mi vida, que en este otoño ya han alcanzado la cumbre del vivir, escribiendo las palabras ungidas de amor para que inunden cielos y horizontes por doquier.
Los fantasmas del recuerdo son signos que orillan mi hoy, con un temblor tocado de rocío en un viento por vientos perseguido hurgando la raíz de mis sentidos.
Mis sentidos crecen al acercárseme los fantasmas del recuerdo y en flamígeras imágenes por los aires en círculos amarillos van, filosos como piedras, hundiéndome en el frescor de la creación primera.
Los fantasmas del recuerdo hacen renacer vidas pasadas, me llevan al viento caliente de estío vivido con intensidad en las orillas del mar embravecido.
Quiero, tan sólo ir perdida por siempre en los momentos dulces y tiernos pasados como ráfagas fulminantes pero eternas.
No quiero ver fuegos que me hicieron arder, sangrar de dolor mi corazón y derramarme en mares de llantos.
Los fantasmas del recuerdo me hacen perder, en pocos instantes, mi albedrío, encadenándome a hechos sufridos, plenos de deseos malsanos.
¡No quiero que regresen todos, sólo los que me llevan a envolverme en capullos de felicidad y de dicha!
Los fantasmas del recuerdo arden en mi espíritu como una onda de fuego y una racha glaciar me toca levemente, llenando los espacios infinitos de dudas que en mi hondo interior aún perduran.

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