Acantilados
de amor a los que me someto y me entrego
sin más ambición que la de amar y vivir emociones diferentes.
El vértigo
de amar me impulsa hacia los acantilados, ¡Benditos acantilados que me hacen
adivinar tus pensamientos aunque a veces eres un enigma completo.
En los
confines de la Tierra
nacen de tus aires, dos almas dispuestas a dar todo por un instante de la
estrecha paz que da el amor. Acantilados de amor
desembocan en mares que saben abrazar a
los amantes y cobijarlos después de la aventura que significa conocer otro
universo, otro cuerpo, hacerlo propio cuando antes era ajeno.
Acantilados
de amor ¿acaso se adueñan y toman para sí
ese amor infinito que se da y no se cuenta contemplando la mirada de ese ser
desconocido y silencioso tratando de adivinar algún resquicio de amor en esa
mirada fresca y viva.
Acantilado
de amor te has metido en silencio bajo mi piel armolando
soledad y
compañía al unísono.
Acantilado
de amor me haces rendir al pensar ardiente, concentrando en la distancia voces
que saben aplacar amores pasados y lejanos en el tiempo
Acantilado
de amor me sugieres libertad, viento atrevido en el cuerpo, olor a sal en el
embrujo de la noche. Acantilado de amor, espacio fabuloso donde puedo explayar
este sentimiento sin culpas, ni adversarios, me enseñas como se debe vivir el
amor, el verdadero amor!.
Acantilado
de amor, puedo contemplarlos y sentirme
pequeña, pero al vivirlos, soy tan grande
como la inmensidad de un espíritu libre, sin ataduras, sin aflicciones, libre,
libre…