Ausencias
de amor.
Que
oprimen y fustigan el corazón haciendo que la sangre corra más aprisa entre
venas entrelazadas como tejidos con formas delicadas y posibles entre espacios
sin soledades.
Ausencias
de amor.
Que
como explosiva fuerza liberadora nos lleva a la realidad de querer que el
anhelo de amar nos arrastre a ese mundo alado, invisible en el que hay que
abrirse con el alma y las manos.
Ausencias
de amor.
¿Dónde
se esconden? ¿En qué espacios del más allá como espadas de aire nos somete en
nuestro pecho de aire?
Ausencias
de amor.
Denme
a beber la poesía en el raudal de inspiración del fragor de lucha en el día y
en la noche meditación duradera.
Ausencias
de amor.
Que
como rayos siempre fulguran llorando un llanto de tempestad, pon en mis versos
el tesoro de las alboradas de plata, de los mediodías de oro y de las tardes de
escarlata.
Ausencias
de amor.
Inspiren
mis versos de los rumores de los ríos y del zumbido del camoatí y de las
tradiciones que narra el viento al ombú secular.
Ausencias
de amor.
Guardados
en mi alma entre pedazos refulgentes con mi pasión total para sentirlos de a
poco vibrar en mi cuerpo, esperándote llegar.
Ausencias
de amor.
Silencio
azul, casi oscura noche, en las etéreas alas que descienden por diáfanas
escalas hasta fuentes con ritmos sin fin donde el amor nos inspira la llama sin
heridas, aliviada de dolores y resquemores.
Ausencias
de amor.
Te
necesito a mi lado en la soledad de mis días para reconfortarme y dejar libres
mis necesidades de tenerte junto a mí.
Ausencias
de amor.
No
quiero que la ausencia de tu amor perdido me adormezca mis pasiones y mis
anhelos y el recogimiento me lleve a que la voz de mi campana con lentitud las
notas del ángelus desgrane.
Ausencias
de amor.
No
quiero sombras que aneguen mi espíritu, sino risas, cantos, amor, despertando
de la nada entre vibrantes notas altisonantes, besándome mi cuerpo todo entre
sueños alados que en mis versos gira.
Ausencias
de amor.
Surgen
en luminoso arrobamiento, son caricias deseadas, besos suaves como miel recién
probada, abrazos temblorosos que todo mi cuerpo ansía, es la felicidad
inminente, de posesión lenta, al fin del paraíso.
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