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viernes, 8 de febrero de 2013

Ausencias de amor


Ausencias de amor.
Que oprimen y fustigan el corazón haciendo que la sangre corra más aprisa entre venas entrelazadas como tejidos con formas delicadas y posibles entre espacios sin soledades.
Ausencias de amor.
Que como explosiva fuerza liberadora nos lleva a la realidad de querer que el anhelo de amar nos arrastre a ese mundo alado, invisible en el que hay que abrirse con el alma y las manos.
Ausencias de amor.
¿Dónde se esconden? ¿En qué espacios del más allá como espadas de aire nos somete en nuestro pecho de aire?
Ausencias de amor.
Denme a beber la poesía en el raudal de inspiración del fragor de lucha en el día y en la noche meditación duradera.
Ausencias de amor.
Que como rayos siempre fulguran llorando un llanto de tempestad, pon en mis versos el tesoro de las alboradas de plata, de los mediodías de oro y de las tardes de escarlata.
Ausencias de amor.
Inspiren mis versos de los rumores de los ríos y del zumbido del camoatí y de las tradiciones que narra el viento al ombú secular.
Ausencias de amor.
Guardados en mi alma entre pedazos refulgentes con mi pasión total para sentirlos de a poco vibrar en mi cuerpo, esperándote llegar.
Ausencias de amor.
Silencio azul, casi oscura noche, en las etéreas alas que descienden por diáfanas escalas hasta fuentes con ritmos sin fin donde el amor nos inspira la llama sin heridas, aliviada de dolores y resquemores.
Ausencias de amor.
Te necesito a mi lado en la soledad de mis días para reconfortarme y dejar libres mis necesidades de tenerte junto a mí.
Ausencias de amor.
No quiero que la ausencia de tu amor perdido me adormezca mis pasiones y mis anhelos y el recogimiento me lleve a que la voz de mi campana con lentitud las notas del ángelus desgrane.
Ausencias de amor.
No quiero sombras que aneguen mi espíritu, sino risas, cantos, amor, despertando de la nada entre vibrantes notas altisonantes, besándome mi cuerpo todo entre sueños alados que en mis versos gira.
Ausencias de amor.
Surgen en luminoso arrobamiento, son caricias deseadas, besos suaves como miel recién probada, abrazos temblorosos que todo mi cuerpo ansía, es la felicidad inminente, de posesión lenta, al fin del paraíso.

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