Cenizas
de amor, ¿qué guardó mi corazón, palpitante y crujiente del intenso amor que
por ti sentí?
Se
siente tu ausencia, no te he olvidado, aún te sigo amando entre las cenizas de
amor que me envuelven, te siento dentro de mí y en las sombras nocturnas del éter,
en la inmensidad, aún bajo la luna triste y taciturna, vago en pálida soledad
como vagabunda del cielo y la tierra con la perenne inquietud de encontrarte y
encerrarme en tus cálidos brazos.
Cenizas
de amor, he pasado por la senda estrecha de los grandes zarzales de la vida,
desgarrando mis blancas vestiduras entre dolores y penas.
Sentí
tu desdén y tu abandono, tu olvido y yo como perdida en mí, no dejé ni un
instante de sentirme tuya, siempre tuya.
¡Qué
dolor, es como arrancar la luz del alma!
Cenizas
de amor, sólo quedan resquicios de un fuego apagado, te fuiste de mi lado para
siempre y sigues en lo hondo de mi sangre y yo como escudo que resguarda mi
pecho te enlazo en las venas abiertas de mi sangre.
La
muerte tiene silencio y olvido piadoso, la traición, la mentira, se hace ortiga
sobre el corazón despierto y algo de mi luz en el polvo se ha perdido.
Cenizas
de amor, tantas noches con sueños desvelados entre sombríos y tristes
pensamientos, con llantos, quejidos y penas de dolor acrecentadas.
Cenizas
de amor, el pecho malherido sufre y el luto cierra todas mis ventanas.
¿Hasta
cuándo esta pena inundará mi alma?
No
quiero más el llanto en la noche pegado a mi piel como tul de agua, no quiero
más tristezas oscuras frente a las tinieblas.
Quiero
gritar mi dolor fuertemente en el aire para despertar limpia y serena en mi
nueva aurora única y calma.
Cenizas
de amor, que caigan en un valle de nieblas para no sentirlas más en mi triste
sangre, para poder recorrer el océano de verdes amapolas angustiadas.
Sufre
mi alma estremecida por no tenerte, quiero alcanzar y gozar de la paz anhelada
como fanal de luz para que se agote mi devorante sed de no sentirme amada por
ti.
Cenizas
de amor, necesito hundirme en el mar tras los corales liberadores del tedio y
salir airosa, pura, limpia y casta, llegando a aquellos lugares donde jamás
cruzan las crueles aves del tiempo y sentir mi cuerpo y mi espíritu liberados,
llevándome a un mundo nuevo.
Quiero
ahora seguir la travesía de las nubes entre redes de hojas perfumadas y entre
brazos del mar que asaltan, impacientes la serena dulzura de una espera que
hace cantar el alma toda.
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