Quisiera
estar muy dentro de mí, en ese espacio secreto, íntimo, donde conmigo misma
juego y me deleito con monosílabos, ideas, palabras, frases de amor, que
necesitan volcarse con frenesí en pergaminos en blanco o minúsculos trozos de papel
que vuelan con el aire cual aves veloces surcando los cielos.
Mi
alma trasluce amor, lo siento muy dentro de mí, me conduce suavemente por
sinuosas colinas verdes o mares azules transparentes y cálidos.
Quisiera
estar sumergida en hondos y misteriosos recónditos de mi alma, sintiendo la
soledad mía, tan mía, que me embarga con mi dulce ternura envolviendo mi yo
todo.
Quisiera
estar llegando hasta horizontes
infinitos, en las auroras plenas de colores o en los crepúsculos tardíos que
iluminan con diferentes matices el cielo azul.
Quisiera
estar buscando sin afanes, ni prisas, ni ansias, el amor que me espera en los
confines del orbe.
Ese
amor fiel, verdadero, único, incomparable, lejano pero cercano, el cual anhelo
con todo mi espíritu casto y puro.
Quisiera
estar en ese lugar inimaginable, resplandeciente de ilusiones cual verde
follaje de cipreses altos y campos florecidos de amapolas, lirios, alelíes,
azahares entre tus fuertes brazos en un nido tibio de ternura y amor.
Quisiera
estar rodeada de mantos brillantes en una noche iluminada por una luna resplandeciente
que baña nuestros cuerpos con su luz de plata.
Quisiera
estar tendida en tu regazo, envuelta en tus brazos, mi rostro inundado por tu
mirada, tus labios pronunciando mi nombre, los míos acercándonos aún más.
¡Cuánta
felicidad nos enlaza uniendo nuestros cuerpos y almas!
¡Loor
a ti, Eros, Dios del amor! La poesía nos invade, recorre los cielos y las
nubes, la esparcen por doquier, uniendo corazones sensibles por una eternidad.
Quisiera
estar volando alto hacia nubes viajeras para encontrar aún lejos el destino
cierto, inolvidable, único, donde las horas en silencio pasan como estrellas
fugaces con un ritmo lento y acompasado.
Quisiera
estar en es día en el que nos encontremos, frente a frente, tristes en el
camino de la vida y así ofrendarte todo mi ser.
No
transitar por senderos equívocos, oscuros, misteriosos, las huellas largas y
angostas, sí por amplios horizontes claros y resplandecientes donde el amor
renace cada día.
Quisiera
estar reconfortada y calma haciendo danzar en una danza sin fin mis versos de
amor sinceros y diáfanos, uniendo tu alma con la mía, solos tú y yo en noches
nostálgicas.
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