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domingo, 17 de febrero de 2013

Susurros del alma


Susurros del alma, están en mí, como una lluvia de suavidades indefensas, íntimas que claman por sacarme de mi rutina diaria y solitaria para arrastrar mi sed de verme en el silencio de tus miradas grises.
Susurros del alma, calmos, cálidos, íntimos que como una brizna viva me acercan a tu lejano letargo de cariño para nacer en tus atardeceres bajo el canto de tus besos en la danza de tus brazos en el ritmo de te anhelo en flor.
Susurros del alma, encienden la leña de tu cuerpo de mármol perfumado para recibirme entre las lenguas encendidas de tus manos, pero son sólo sueños, son pasados tibios porque son futuros limpios.
Pienso en tus brazos de estatua, esculpidos por la pasión fresca de mis formas tuyas.
Susurros del alma, murmullos sutiles, dedicados, que llegan de improviso, rumoreando frases de amor entre jacarandaes madurados en la distancia.
Los siento llegar como mariposas al vuelo de fuego y de tormenta  en mi alma juglaresca, en mi mente de fantoche apabullada y me arrullan en mis horas muertas esperándolos como busco tu figura desdibujada y deslineada.
Susurros del alma, los quiero junto a mí, sintiendo las caricias no  como un viento indiferente, sí con besos ardientes y apasionados, jugueteando en mi carne muda de cariño.
Susurros del alma, los siento aflorar en todo mi ser, esperándolos expectante en mi silencio colmado de ti, como un juego puro, sencillo.
A veces se me olvida que vivo de milagro el amor fabuloso que me inunda ingrávido sobre tu recuerdo con corazón de magia sintiendo la ilusión de que nada nos cuesta nada.
Que el hecho más simple, el primero y el último del mundo fue querernos.
Susurros del alma, viven en mí como luces extrañas que buscan el amor, ese, el anhelado, el verdadero, el que busco torpemente con una cálida fuerza extrañada.
Los espero tropezando con el cielo, entre papeles que esperan mi prosa de amor inspiradas por ti, mi amado amante.
Susurros del alma, los abrazo tiernamente, se acercan con gracia, con un querer ansiado, traen un sueño, un sueño único que siento todo trémulo por haberlos esperado siempre.
Susurros del alma, entre tibias memorias, sin contornos, entre lirios y verdes valles, tientan mi recuerdo y mi albedrío haciendo nacer en mi suelo hasta tu frente una hiedra de amor enternecida.

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