Te
necesito, abro mis ventanas con flores de múltiples colores para darte una
señal, un signo por donde puedas encontrarme.
En
mi jardín envuelta en un manto de esperanza mi cálida voz te llama para
encontrar tu sonrisa cálida y sonora detrás de un heliotropo, de un alelí, de
una rosa.
Te
necesito, hablaré con las mariposas, les mencionaré mis deseos alumbrando mis
movimientos, buscándote con el pulso agitado de la sangre sobre el plato frío
de mi silencio, poblado de ecos y de sombras como un ave de marfil en primer
vuelo.
Te
necesito, recorre mis sentidos sin orillas, un viento adolescente en primavera,
la estirpe de mis cantos se levanta y mi sangre convoca tu presencia y ahora
que te nombro y te reclamo floto con movimientos lentos en el aire, en un
rítmico volar de dulces sueños.
Te
necesito, amor, te necesito más aún cuando los astros encienden sus lumbreras,
mientras hallan trasluces en las tinieblas, claridades en secreto, noches que
lo son apenas.
Te
necesito, ven a mis brazos que ansiosos te esperan, que cuidan su misión de
fuego puro, un caliente perfume de cipreses tienden un arco de paz sobre el
camino, las nubes que sustentaban a los cielos, sueltan al aire pájaros al
vuelo.
Te
necesito, eres mi ancla de oro y cadena de mi anhelo, piel que adivina el pulso
de mis ojos, cruz que aprieta las nubes contra el cielo.
Quiero
que bajen sombras de amor a nuestro cielos, circundando nuestro mundo, sólo
nuestro.
Te
necesito, estoy en tus islas encallada, hambrienta de amor, soy una llama que
tu cuerpo reclama.
Es
el capricho que risueño rompe la cerradura del secreto que padece mi corazón.
Ese
miedo tibio que revuela entre alegrías e ilusiones hacia tí, como alas
batientes en el aire, que sigue y canta.
Te
necesito, los signos de tu voz me reclaman, despiertan mi ternura, desparraman
mi alma enternecida toda por tus dulces palabras.
¡Te
necesito! ¡Búscame! ¡Atrápame! ¡Conquístame! Y dame algo que sea nuevo.
El
tiempo ya no existe, aunque exista la templanza y la experiencia de nuestras
vidas, pues nuestro amor nos llevará a nuestra auténtica realidad y destino.
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