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martes, 5 de marzo de 2013

Alegre desilusión


Alegría de estar juntos.
(En nuestras manos depositamos nuestro destino, en nuestras alas cobijamos nuestro amor, estábamos juntos y palpitaban nuestros corazones, naciendo poemas pero no sabemos la causa, la lejanía nos cercó).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(El amor con desamor candoroso llegó a nosotros con un pasajero con augurios del mensajero a la estación del olvido, separándonos aún sintiendo ambos una pasión encendida).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Estando juntos, mirándonos, nos sentíamos en un paraíso guardado más allá de virginales jardines pero sin darnos cuenta nos marchamos, se deshizo el abrazo, se apartaron los ojos, dejaron de mirarse para buscar el mundo donde nos encontráramos).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nos hallamos tras nuestras huellas de un vivir todo transido entre alegrías y penas pero amándonos y hoy nos encontramos solitarios, viendo la lejanía del pasado con un adiós que llegó a ocultas cual fantasma en noche silenciosa).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nos vimos en espejismos, puros y diáfanos y nuestros labios se buscaban para besarse en noche de encanto, entre suspiros de noches de plenilunios, apartándonos de a poco, sin adioses, en una trilogía de melancolías que fatigó nuestros corazones).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nos esperamos en el momento exacto, en nuestro anhelante querer de estar juntos, en ese día tan claro que las presencias de siempre no bastaban y nuestros besos se quedaban a medio vivir de sus destinos y nuestros llantos nos separaron).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nuestro encuentro fue un choque de materia y materia que a fuerza de contacto se convirtió en victoria gozosa de los dos en prodigioso pacto de amor pero nos dejamos de ver sin entender el porqué y quedamos los dos con nuestras soledades sin compartir).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Alzamos los ojos y nos miramos y el amor nos unió, iba yo hacia ti y tú venías hacia mí y la identidad nos unió entre éxtasis y alegrías intensas que nos condujeron a separar nuestras vidas para siempre en tristezas profundas y agónicas).
Desilusión compartida.
Los dos sentimos ese dolor de adentro al separarnos y ya nuestras manos no se aprisionan, nuestros cuerpos no se sienten, las sombras nos envuelven en una tierra seca, en una noche oscura, entre incógnitas palabras sin sentido en un lenguaje que no es el nuestro, vamos rumbo a lo incognoscible, en busca de vocablos de amor desconocido.

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