Crónica
de un sueño, mientras te duermes bajo el trópico de tus párpados, decrece una
selva alba.
Juguetones
ríos calmos se despliegan y se unen para inundar tu dulce mirada dormida.
Más
allá de tus pestañas van recostándose amplios montes, pinares de bosques
primigenios de luz que besan su reflejo, sosegado en el ardid de las riberas.
Crónica
de un sueño que describe tu descanso, tu iris es el cobre que se oculta, el
calor que sostiene a la sombra como una gota última de frescura, el lento
fulgor que llena la tierra y hace descansar, maduro, al fruto.
Crónica
de un sueño, cuando ya duermes tus ojos son el pesado manto de la noche,
circulares cuevas para la nube, palmas de madre celeste, arrullando el pálpito,
aún agitado, en el relámpago de la vida.
Tus
pupilas son un acuario de estrellas, lámparas floridas de profunda raíz,
cigarras de estío que alumbran con el canto de sus alas la paz a tu sueño de tu
cuerpo dormido.
Crónica
de un sueño, del que no es sencillo despertar y la estrella de mi númen, brilla
en mi cielo de fantasía, haciendo real mi sueño ejercitando una precisa
melodía.
En
mi duermevela la inspiración se torna esquiva y los poemas, versos, frases,
giran y revolotean sin cesar, cayendo, letra por letra en una danza circular.
Cada
suspiro aporta el amor al árbol del recuerdo que derriba el placer de la
dulzura que me reconforta.
Crónica
de un sueño de un poeta que plasma el sentido de una realidad para percibir la
tan ansiada meta de encontrar el amor verdadero.
La
meta de pintar un mundo despierto con un corazón fresco y abierto, el límite
entre lo cierto y lo incierto, utilizando las soñadas palabras para volcarlas
puras y vírgenes al papel en blanco que en el sueño aparece.
En
mi pluma llevo el acero de la viva nostalgia, en mi corazón laten los poemas
vividos, en mi sangre corre un río de sueños compartido, mis labios pintan
versos y gritos reprimidos.
Crónica
de un sueño, donde se plasma el sentido de una realidad para percibir las tan
ansiadas metas.
Y
la palabra tejida con amor en el sueño aparece y el verso diáfano y triste
vuela alto hacia horizontes lejanos para que lleguen a tus manos en tu
somnolencia despierta en un río de sueños donde prevalece el verdadero amor.
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