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martes, 5 de marzo de 2013

Soñando luces


Soñando luces que nos encandilan en esta noche oscura y nuestra, somos una luz que se encuentra con otra luz y queda iluminado el mundo sin que nada se toque.
No sabemos ni el dónde ni el por qué.
La ternura de todos los surcos se han quedado enredados en nuestros pasos y los dulces instantes vividos siguen tenues en nuestras almas vibrando.
Soñando luces, la emoción que brotó de nuestras vidas que fue manantial desbordado ha tomado la ruta del alba y ahora vuela por todos los prados.
Ya la noche se fue pero quedan las luces que con destellos dorados iluminan nuestra mirada, queda el velo que al recuerdo se enlaza, apretado y nos mira en estrellas semidormidas desde el cielo en nosotros rondando…
Soñando luces, que parpadean al son de nuestros besos, aquí en nuestras manos, allí, dentro de nuestras almas, perviviendo el prodigioso saber que nos hallamos juntos, muy juntos, sin sufrir memorias de dolores pasados.
Nada de este milagro es recuerdo porque el recuerdo es la pena de sí misma, la tristeza del tamaño del tiempo pero en nosotros, todo es eternidad, relámpago.
Soñando luces, sólo vale vivir de cara hacia ese dónde, queriéndolo, buscándolo.
Soñando luces, como centellas de plata la noche surcan y al surgir el alba las nuevas emociones se atan  como manojos de flores recién nacidas.
Todo sabe a canciones y a fruto como un cáliz de eterna dulzura.
Se ha quedado tu vida en mi vida como el alba se queda en los campos.
Soñando luces, anudamos emociones, sorprendemos sonrisas entre nuestras manos caídas desde el pájaro más vivo que se asoma a mirar nuestro viaje alado.
Por encima del mundanal ruido, una larga ilusión se fue rondando e inclinó la sombra de nuestras mentes en el rayo de luz de nuestros regazos.
Soñando luces, todo el Cosmos se abre a nuestro paso, iluminando nuestras huellas que transitan por el sendero brillante del amanecer.
Nuestra vida estalla en caricias, en canciones inesperadas y nuestras almas no pueden alcanzar el silencio del poema sin palabras y saltan por nuestros labios hechas polvo de vibraciones íntimas.
Soñando luces, despejando senderos oscuros con diáfanas y puras emociones entre canciones felices y el dolor nunca se dará cita con las pintura transparente del cielo.
¡Soñando luces, en todo nuestro existir, arpegio divino que nos une en espejismos de grandeza!

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