Flechas en el corazón, son como lanzas filosas, cortas,
agudas, que despacio, lentamente, se incrustan de a poco en mi pecho sintiendo
inquietud, dolor y angustia.
Flechas en el corazón, dañinas y molestas, debo
arrancarlas sin apuro, de a poco, para que no arranquen ni un trozo de mi alma
que busca el amor.
Espero a Eros con sus flechas de amor, entregadas por
Cupido en un momento inesperado, en un devenir del tiempo.
Y de pronto, en un momento de mi vida, surgieron como
flechas perfumadas y dardos nacarados con mieles, mis palabras en un poema de
amor viajaron hasta tu alma.
Dulce estrella de la pasión, ojos de luna, corazón suave
y tierno de mi locura.
Primero fue un poema de amor, luego otro y luego otro.
Sobre las costas de tu espíritu se fueron amontonando mis
versos.
Flechas en el corazón que atravesaron tu voluntad, que
fue cediendo como una ciudad asediada y las venas de tus sentimientos se
abrieron como flores.
Flechas en el corazón que me llevaron hasta tus brazos, la
increíble recompensa de los cielos y de todos los dioses, tus párpados
entornados mirando hacia el infinito en un apretado abrazo de dos que se aman,
tu calmo aliento rodándome el cuello.
Los poemas son mágicos y enamorar es cosa de magos, el
amor que nos trajo Cupido entre cielos celestes, lunas llenas, mares en calma,
nos colmó de felicidad, flechó nuestros corazones con la flecha de la ilusión y
ésta se expandió sin control dentro de nosotros dos.
Flechas en el corazón desde mi arco de amor te busco y
casi sin aliento quedo porque a tu lado no puedo estar, la distancia es
inexpugnable y larga.
Pero existe la esperanza de que quizás al menos en otra
vida nuestras almas se encuentren enamoradas en un tiempo tan fugaz y eterno,
punto de luz para que la esperanza y la ilusión de encontrarte no se escape de
mí nunca más.
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