Hálito
de brisa, no soy más que un soplo de nada,
no soy más que nadie, sólo aliento de energía.
Hálito
de brisa, no soy nada, soy el todo que desgrana mieles y amores por el azul
cielo como bailan los paladines, danzarines sin fin.
Hálito
de brisa, en mi retiro de nubes con leves vahos duerme el aura, en su nido de
seda y tul, el aura que como soplo alegre y suave se torna brillante y puro en
la nada y en el todo.
No
soy nadie, sólo hálito de brisa y cuando el aliento levanta sus alas corre de
flor en flor llamando como una exhalación a los frutos en sazón.
¡Oh,
el aura quinta esencia del amor!
Por
el rocío enjugada la brisa se hunde en el albor y perfumada e inexpugnable se
eleva la ventisca e invade, duerme y apacigua al que duerme sin amor.
Hálito
de brisa que vuelvo a hallar, es el mar mezclado con el sol pese a la noche
solitaria y al día pleno de fulgor.
No
soy nada, soy el todo, voy con el hálito de brisa en pos del amor, en las aguas
profundas que acunan las estrellas flotando como un gran lirio lentamente
envuelta en mil velos de tul.
Hálito
de brisa, como fantasma blanco recorro los bosques lejanos murmurando tonadas
en el aire nocturno y el viento cual corola de azahares me acaricia y
despliega, acunándome, su velamen azul.
Hálito
de brisa, salgo de un nido del que surge el temblor del amor.
Un
canto en ecos misteriosos, cae del cielo oscuro entre laberintos tenebrosos que
en instantes se torna brillante y puro al alcanzar el amor.
¡Que
sueño de cielo, albores, aura y amores!
En
las noches estrelladas floto como un gran lis, entre flores, vuelos y ventiscas
suaves.
No
soy nada, soy el todo, el mundo tiene sed de amor y con esplendores de luces se
va con la triunfal aurora.
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