Vigilia
de mis noches, una eterna velada, vuelta al plenilunio en mi silencio he
escrito cartas de amor.
Nunca
me había sentido tan aferrada a la vida tendida junto a ti, mi amado ausente.
Vigilia
de mis noches, cercanía de cuerpos y espíritus, viajamos próximos, nuestras
manos se cruzan por el aire y dejan vorágines de amor en la creación.
Sin
palabras, nuestras voces se entrecruzan en el infinito.
Vigilia
de mis noches, eres la armonía de tu canción de amor y llevas mi alma en un
vaivén sin fin a rodar sobre el eje de mi mente por no poder dejar de pensar en
ti.
Escribo
mis poemas de amor y dentro de cada letra que te busca, mi pensamiento sin
desvelos no sabiéndolo va hacia ti.
¡Quiero
estar a tu lado! ¡Yo, nada más! ¡Nada más yo!, amando el blanco mármol de tu
frente, besando tus manos pálidas y buscando el amparo de tu pecho.
Vigilia
de mis noches, buscaré tu figura en los ríos del tiempo para llevarla lejos a
la tierra de nadie. ¿Llegan a ti las voces de mi alma?
Vigilia
de mis noches, respirabas en mí, en mí, pero muy dentro, como los tiernos
brotes de una planta pequeña.
El
aire de tu vaho llegaba al pensamiento dándole vida al canto del pájaro que
sueña.
Vigilia
de mis noches, me sujetas las manos he impides que me derrumbe y no dejas que
mis ojos cansados por el peso del tiempo armen espejismos pequeños.
Estás
en vela siempre, me cuidas, me proteges, me envuelves en embrujos de prismas
para que nada ni nadie me deje olvidada en el reino de los versos.
Vigilia
de mis noches, desvelo de mis días quieres que mis minutos se hagan más anchos
y estiras el tiempo en retoños pequeños para que nada me hiera, ni el más
distante dolor.
Y
por ti entre nosotros dos…surgió la densa nube que separa la noche de radiante
mañana y nuestra cercanía creció deprisa dejándonos unidos por fin entre luces
inocentes y conjuros de pájaros trinando al aire puro de una tierra nueva y
nuestra.
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